October 10, 2004

EN PROGRESIÓN PARANOICA


Finalmente, volví a casa a las tres, y sin ganas de dormir, seguí a Onofre Bouvila hasta su triunfo sobre Barcelona: supongo que ahora me quedan unas doscientas páginas hasta su decadencia. Mi amiga se asustó por la tormenta y quiso volver a casa a dormir, aparte del ridículo que hice creyendo que había recibido una llamada anónima a las dos, cuando la explicación racional era que el Motorola embrujado de mi amiga estaba volviendo a hacer de las suyas.

Está claro que vuelvo a estar paranoica, lo ocurrido hoy ha venido a confirmar este lamentable estado de cosas: de repente, que una camarera gilipollas y frustrada a todos los niveles que eligió mal y lo sabe intente sugerir a su zafia manera que no estoy bien de la cabeza, que mis planes sean cuáles sean van a fracasar sólo porque los suyos lo hicieron, -si lo llego a saber no hago ninguna broma sobre que este invierno voy a escapar para siempre- me hace ver dobles sentidos y miradas malignas por parte de mis interlocutores en cualquier conversación sostenida a lo largo de la jornada.

Hace una media hora escasa ha vuelto a ocurrir, se suponía que venían a traerme buñuelos pero no he podido evitar unas ya no sé si imaginarias miradas oscuras y furibundas por parte de cierto perrito faldero, que casi no me cabe duda de que sabe que ha sido calificada así por mí, al menos, reprochándome abiertamente que no quiera venir a las ocho por no pagarme un par de taxis, cuando todas las veces que yo quise venir por la mañana el resto de la temporada esto fue coartado por la directora, preocupada por lo bien que me desenvolvía con la facturación... en realidad, mi diagnóstico es mucho más terminal y está compuesto de muchos más matices, que quizá me aventure a concretar en párrafos siguientes.

Supongo que pensar que podía salir indemne de un acoso moral continuado va a acabar aparte de conmigo, por constituirse en una ingenuidad más de las mías...últimamente he notado que muchas veces me cuesta cenar, hasta el punto de tener que tirar casi toda la comida, sólo me entra el pan de gambas y los rollitos, lo demás a la papelera directo. Ya ni he pedido nada hoy, no puedo comer con este desasosiego absurdo que me invade, sólo tratar de racionalizar lo que está sucediendo con mi percepción de hechos pasados y futuros, quizá sea algo más que el lógico aborrecimiento de la comida china y la lógica ansiedad ante la inminencia del fin de toda una época.

Si algo me está quedando claro es que no soporto más este majorcan way of life, estoy empezando otra vez a detestar a todos los que me rodean por atreverse a conformarse, por lo que yo juzgo como un homicida intento de integrarme en su alegría postiza, en sus vidas huecas y sus oportunidades finitas, creyendo que así se me pasará la tontería o cualquier otra vulgaridad similar a lo que ellos creen ideas. Si yo tuviese que ser una jefa vocacional llena de neuras que es tan tonta como para creer que subir hasta la categoría de directora chivándose de este y del otro en siete años es algo de lo que estar orgullosa, o una tía que se casó con el hombre equivocado y lleva quince años creyéndose lo que yo sólo fui capaz de creerme en breves ráfagas de intentar buscarle un sentido al hecho de tener que trabajar para subsistir en este sistema...creo que si eso es lo que me espera, si finalmente acabase enfangada en este lodazal por lo que fuera, pienso de verdad que más valdría huir de la forma más definitiva conocida.

Quizá no debería escribir esto, pero es así como me hace sentir la pobreza general de este lugar. Estoy tan furiosa que ya tengo mala cara, y los clientes se extrañan cuando me piden algo y me miran a los ojos vidriosos...

Dos seres que nunca han intentado huir ni han visto más allá, sólo se han adaptado a las nauseabundas maneras de esta hotelera, plegándose a los designios de unos miserables que hacen lo que sea para ahorrarse un céntimo de euro, no quiero ser como estos monstruos, estas zombis, no quiero ir a comer ni a cenar con ellas, sólo para que puedan clavarme sus velados reproches escudándose en el vino, la aún posible amenaza de tener que soportarlas seis meses más el año que viene, tanto a ellas como al resto de su estúpida troupe de indignidad diversa, no voy a pagar para que me puteen aunque cenemos en el mismísimo Hotel Mediterráneo y sorteen un viaje a Granada. Bueno, esto último...menos mal que hasta empiezo a hacerme gracia :P

Yo ya no puedo interesarme genuinamente por la suerte de los clientes, ni por este trabajo, nunca volverá a ser como antes del curso de desconfianza de este invierno pasado: sin embargo, es en lo que más experiencia poseo y a veces vuelve algo de aquella antigua sensación de saber que no es lo mejor del mundo, pero tiene sus pequeñas compensaciones. Considero que hay que ser un auténtico cretino y un ignorante, o bien muy joven e inocente para valorar esta labor tan mal pagada y sucumbir a sus exigencias sin ponerse límites, acabando con la lengua en un beso negro continuo con la ignominia y la bajeza de los propietarios de esta isla-puticlub.

Espero que a la tercera vaya la vencida y las visiones apocalípticas sobre mi futuro próximo dejen de invadirme y perturbar mi breve sueño, además de este weblog.

Posted by xisca at October 10, 2004 11:08 PM
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