November 18, 2003

MAS SUEÑOS


He visto en otros blogs que la gente está soñando mucho, y a mí me ocurre lo mismo: al parecer en esta época de año la gente puede recordar mejor su actividad onírica por algún conjunto de factores diversos que ignoro y que muy probablemente sea investigado en algún documental de esos que no vemos nunca.

Hace uno o dos días, en una de esas noches en las que conseguí cerrar los ojos a una hora razonable, tuve un sueño que podría clasificarse en un imaginario fichero subconsciente como Pesadilla sensual: el escenario era blanco, entre el hotel Overlook y aquellos salones cegadores en Odisea 2001 y eso que a pesar de reconocer la maestría de Kubrick de siempre, nunca ha sido una de mis grandes pasiones. Siempre he preferido Lolita a las otras.


Yo trabajaba en aquel extraño lugar, en el que creo recordar que había clientes de edad avanzada paseándose, y mis funciones alli basculaban entre la enfermería y la recepción; el uniforme que llevaba puesto me llamaba la atención, pero solo me acuerdo de que era rojo y blanco, igual que el de mi jefe de recepción, que en el sueño ostentaba el mismo cargo que ocupa en la vida real.

En cierto momento, me sentaba con él en un sofá, en algún lugar oculto a miradas ajenas, y se ponía tan persuasivo que esa parte tan obvia transcurría de una forma previsiblemente satisfactoria, aunque fallaba la atmosfera que era erróneamente perturbadora, como de hospital en el que te van a dar una mala noticia, que es el ambiente habitual en mis pesadillas más eficaces, de esas que te despiertan e incluso te hacen gritar, como cuando eres pequeña y tienes terrores nocturnos. Me ha intrigado bastante, tanto por el protagonista, que sé bien el buitre que es, como por el escenario, que no parecía corresponderse con los hechos.

Siempre he pensado que los sueños son algo cuya función exacta sigue sin ser aclarada del todo, si bien antes creería que se trata de avisos subconscientes sobre aspectos ignorados de un problema o una situación que nos obsesione por no poder resolverla o causarnos especial inquietud que cualquier otra cosa, aunque en esta ocasión seguro que se trata de puro y duro entertainment o tenga que ver con el Inquilino Comunista llamando a la puerta. Esos rojos sobre blanco así me lo sugieren.

No es que sea una gran conocedora de la obra de Freud, pero he leído algunos diccionarios de la más variada índole sobre el tema, y no hay ninguno que me haya hecho tanta gracia como el de Derek y Julia Parker que tienen en la biblioteca del pueblo: a diferencia de otros autores como Peter Kolosimo, por ejemplo, mayoritariamente ominosos, ellos proponen que cada uno tiene sus símbolos personales e intransferibles, y que no tiene porque haber terribles presagios ni recuerdos traumáticos ocultos en nuestros sueños, no es algo necesario ni imprescindible.

Lo que claro, luego te salían con lo de siempre y se estropeaba todo, que si tenías que apuntarlos en un cuaderno y que te podían ser de ayuda para resolver problemas y bueno, como experimento podría estar bien, pero sería una de tantas supuestas soluciones mágicas que en realidad no conducen a nada, como consultar adivinos o comprar cristales para que te protejan: esto último se lo vi a hacer a un compañero de trabajo y tuve que hacer un gran esfuerzo para no hacerle una escena enmedio de la tienda de regalos.

Una cosa es tener dudas sobre temas de estos y otra bien distinta ir y creerse lo que sea a pies juntillas, la verdad. Incluso el escepticismo más convencido me ofrece dudas, no me apetece cerrar tanto la puerta aunque imagino que debe ser agradable estar tan seguros de todo.

Aunque no esté resuelto del todo, un millón de gracias al Hombrecillo Verde por representar a la perfección la eterna paella mental que se cuece en esta olla que se me va día sí y día también.


Posted by xisca at November 18, 2003 8:11 AM
Comments

Mujer, con o sin Freud, la interpretación es obvia... ¡Estás enamorada de una gamba!

Posted by: Germán on November 18, 2003 8:30 PM
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