December 27, 2004

EL SABER ESTAR, EL SABER MENTIR

Esta mañana me he levantado a las once y me he topado con malas caras inusuales...al parecer, mientras yo estaba aquí ideando el post precedente, mi padre estaba llorando en el chalet de la bruja de mi tía, porque ella, no contenta con llevarle hasta la evidencia de que tanto sus padres como su hermano están muertos, le recriminó su fracaso aparente ante las exigencias socieconómicas de esta sociedad, ese éxito relativo que ella consiguió casándose con un tipo rico: él era alguien importante, murió hace pocos años y la dejó completamente sola, entre las paredes de un chalet de diseño y atiborrada de pastillas, en una sucesión interminable de cánceres superados, que lejos de atenuar su maldad la han agudizado, hasta el punto de invitar a mis padres para infligirles críticas que ellos dicen no poder contestar, porque estaban en "su" casa...

Estoy hasta las narices de la hipocresía tras la que se escuda la gente, y especialmente todos estos que viven de cara a la galería, pensando sólo en dar buena imagen: nunca he sabido hacer eso, y me avergüenza que a veces me sigue importando que se tenga mala opinión de mí por considerarme tonta o lenta, que algo tan estúpido haga que puedas perder una oportunidad o un trabajo y sobre todo, que tantos gilipollas se fíen únicamente de lo que se proyecta en el interior de una caverna. Cuánto miserable, y pongamos como claro ejemplo a la directora de mi hotel, hace creer a los demás que es una chica maravillosa, y cuántas personas que valen la pena, que no son sólo fascinante fachada, se ven despreciadas por este engaño.

Se me suele aconsejar que debería cambiar, y hacer pequeñas concesiones a la hipocresía, que por ejemplo, si alguien no me cae bien en una reunión no es necesario que finja, pero que tampoco debería demostrar claramente que me cae mal...ante sucesos como estos, me pregunto si eso no es ayudar a que este tipo de gente siga con su rentable negocio de intercambio de sonrisas falsas y demás, en una eterna mentira, en la que en realidad nadie es amigo de nadie pero hay que guardar las apariencias para obtener beneficios, normalmente materiales.

A mí sigue sin gustarme la idea de hacer la más mínima concesión al protocolo, aunque sé que acabaré por caer, que ya he caído muchas veces, que la necesidad trae estas cosas, pero cuántas veces pienso que si haces demasiadas concesiones, puedes acabar por no poder mirarte al espejo, por empezar a dormir menos todavía, que igual un "pues sí, es verdad, no te aguanto, eres un imbécil" a tiempo sería muchísimo mejor para todos, pierdas el trabajo, la casa, el culo, pero no más el tiempo en compañía de personas a las que en realidad odias a muerte.

Quizá estoy exagerando, pero me horroriza este culto a la imagen, es lo que estuvo a punto de acabar conmigo por no dar una adecuada, sé lo que vale eso para algunos. Y no quiero ponérselo fácil, ni me interesa hacerles sentirse bien, es más, quiero su cabeza en una bandeja, quisiera devolverles el daño que ellos han infligido a otros, y que a pesar de lo que crea el ingenuo de mi padre, no les importa en absoluto: para mí no tienen escrúpulos, conciencia o remordimientos, no reconocerían sus errores ni aunque vinieran a visitarles de chaqué, con alfombra roja y pajes.

Ahora estoy furiosa, y lo que me gustaría hacer es agarrar el cuento de "El principito" que me regaló, ir esta misma tarde a su casa y hacerla llorar a ella, mostrarle lo sola que se ha quedado de la manera más cruel posible, decirle que nada de lo que tiene lo queremos, que detrás de la etiqueta que han procurado colgarnos entre ella y otros sí hay genuinos seres humanos, con sus fallos y aciertos, y que no dependemos de lo que opine, y que la única que ha fracasado como persona es ella. Que se lo merece. Y escuchar por fin como sus sollozos incontenibles retumban por toda esa ridícula muestra de ostentación que siempre ha sido como un castillo hortera, tirarle el cuento encima apuntando a dar y largarme.

Pero sabemos que no lo voy a hacer -bueno, igual deberiáis estar atentos al telediario...- , eso sí, seguiré haciéndome la autista en las reuniones familiares, aún con más razones y convencimiento: las hadas no me concedieron una mente rápida que me permita usar las pullas, la ironía o el sarcasmo, así que mi única arma es hacer que la gente se sienta incómoda ante silencios que se prolongan durante horas, si bien a veces se trata de muros que ese día no puedo atravesar; y ese es el problema, que el silencio es fácilmente malinterpretable.

Como dijo Bon Jovi una vez sobre el hallarse en Las Vegas con traje de lentejuelas -esto en los tiempos de "Bad medicine"- , si me convierto en una hipócrita y una miserable, espero que me peguen un tiro. Otro problema es que a Bon Jovi no sé qué vamos a tener que hacerle, visto su alarmante ablandamiento en casi todos los sentidos...

Posted by xisca at December 27, 2004 2:17 PM
Comments

En justa correspondencia, he visitado tu blog, y me ha gustado mucho tu actitud ante la vida y la forma de exponerla.

Por cierto, el comentario que me dejaste me ha alegrado el día, ¡gracias!

Posted by: MUTANDIS on December 28, 2004 11:23 AM

Esta geniaL LO que cuentas! yo paso por lo mismo todos los dias (nada menos) tener que visitar a tu madre todos los dias no es plato de buen gusto, cuando lo unico que quiere ella es que le des el apoyo moral que ella nunca te dio. solo pensar que quedan muchos años de esta medicina ya me deprime de plano, por que está claro que no voy a cortar la relacion con una persona anciana. Y luego estan las reuniones 3 ó 4 veces al año con el resto, hermano, cuñada, sobrinos y demas especimenes, que habré hecho yo?... si me quedo callada, los silencios se hacen tan violentos que hasta me incomodan a mi. No hay solucion. Es horroroso, este domingo me espera una de esas y lo malo es que ya estoy estresada desde hace más de un mes. Eso es lo peor que no puedo dejar de pensar en ello, me machaca la vida. En fin ...

Posted by: agotAdA on September 29, 2007 3:14 AM
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