-Pero si parece que tenéis quince años
-¿Y de qué otra manera quieres que sea?
Conversación con mi hermana sobre el tema de los rollos en la verypost-adolescencia en una madrugada de estas.
En realidad debería estar en una fiesta multitudinaria en la playa...aún persiste en mí la fantasía de haberme comprado un pareo nuevo esta mañana, rojo como el bikini apenas estrenado, e ir andando lánguidamente con una botella de martini en la mano por la arena, entre hogueras y cuerpos mucho más morenos que el mío.
Si ello no es así, es porque me han sacado una muela, y entre el Clamoxyl, el Droal y el Inquilino Comunista me han hecho pasar un día y medio de perros, teniendo su punto álgido ayer por la tarde: por entender mal al dentista, me tomé un antibiótico y un antiinflamatorio y luego no comí casi nada, un par de yogures de fresa que acabarían en el suelo de la terraza de los apartamentos.
A pesar del mareo y el lamentable espectáculo, al final me sentí mucho mejor y no me tuvieron que mandar a casa, aunque estuviese toda la tarde con sudores fríos. Hoy me he sentido bastante bien, aunque he continuado sintiendo cierto malestar: mañana espero poder salir, aunque sólo podré tomar esta tónica sueca que me gusta tanto, Nordic Mist , o zumos diversos. Además me volveré a disfrazar de sábado noche, esta vez de china del alma, china de amol, cómo canta Miliki, si no me equivoco.
A pesar de este ligero deterioro de mi salud, se han sucedido una serie de hechos afortunados estos días:
Los clientes protagonistas del quejipost Villa Pinillos is full of cokroaches vinieron a pedirme perdón, para mi gran sorpresa y se han convertido en un prodigio de amabilidad: una vez más, cortesía del director y sus charlas mágicas. Ya pueden ser macarras, que salen del despacho convencidos de que ellos tienen la culpa de todo y más, me pregunto qué les dirá y cómo.
La directora de otros apartamentos propiedad de la hotelera, situados en otra zona de mi misma ciudad, vino al restaurante de al lado a cenar con su marido y me propuso que un día pidiese para ir a trabajar a la recepción de allí, para que viese como es. Me dijo que se trabaja solo, pero que hay mucho más trabajo, tendría que aprender a pasar reservas y a facturar. Como contrapartida, los clientes son mucho más educados que los que tenemos aquí y en el hotel.
Así que sólo me queda hablar con el jefe de recepción del hotel y con las recepcionistas que trabajan conmigo. He de decir que a pesar de lo oficioso del asunto, esto me ha alegrado y sorprendido a partes iguales, parece ser que se cuenta conmigo para el año que viene ya en estas fechas y sin haber acabado la temporada. Si dejara de sentir absurdos recelos sin fundamento y no tuviera el cuento de la lechera tan incrustado en el subconsciente, estaría más tranquila...
Sobre el seguimiento de mi jovencito alocado particular, no sé si el otro día cometí una imprudencia o me gané cien puntos al esperarle disimuladamente, terraza arriba, terraza abajo -hace calor, no lo pueden negar :P- con todo el trabajo de recepción hecho desde las diez y media, al notar que su coche volvía a estar aparcado delante de los apartamentos. El otro día lo tenía fácil, estaba ocupada haciendo la cuenta y por eso pudo no venir a saludarme, pero esta vez decidí que le daría la oportunidad de charlar un rato, a ver si pasaba del "Hola". Con lo pasota que es, no me creo que esté avergonzado.
Me vió ya de lejos, torció la cabeza con un gesto de sorpresa, no sé si fingido, y se aproximó con aparente prudencia: tuvimos una conversación en la que yo aproveché para preguntarle qué había sido de su amigo el otro día -o sea, el jovencito correspondiente a mi amiga, al otro lado del teléfono una hora después :P- y que acabó con él diciendo "De todas maneras siempre nos encontramos"...tsk, tsk. Ya. Él se encuentra con otras, concretamente, y a mí que me den dos duros.
El sábado nos veremos las caras, forastero. :P
Me parece que está sucediendo justo lo que no debería suceder, cuánto más intentamos olvidarlos y seguir por otro lado, más nos parece que se nos ponen delante y luego pasan de nosotras. Supongo que este estado de cosas durará hasta octubre, y luego nos pasaremos el invierno viendo las mismas caras de treintañeros amargaos de siempre, pero al menos tiene su gracia.
En el aspecto cultural, volví a estremecerme releyendo Fahrenheit 451 y comprobando su vigencia; también leí un tebeo tan simpático como sorprendentemente sexy en algunos de sus detalles: bueno, a lo mejor era una novela gráfica. Se titulaba "Gemma Bovery" y era de Posy Simmonds, una autora de tiras cómicas inglesa; era una versión de Madame Bovary a lo Bridget Jones. Me hizo bastante gracia, sobre todo el final, y la manera de dibujar de esta señora me resultó muy agradable y bonita.
Posted by xisca at August 9, 2003 2:32 AM