No fue la Ser, fue usted
En la mañana del 14-M estuve unos minutos en la Ser, compartiendo tertulia con Luis María Pomar y Basilio Baltasar. No noté olor a azufre, ni siquiera me esposaron. Por si acaso la ciudadana Charlize Theron estaba escuchando, pronuncié una frase categórica: La ciudadanía ha demostrado que está muy por encima de los políticos, y también de los periodistas. Contemplaba entre los últimos a los profesionales de la cadena, e incluso a mí mismo. Es obvio que yo ignoraba por entonces el resultado electoral, aunque Aznar sostiene que esa emisora ya lo conocía, en cuyo caso debieron tener la decencia de avanzármelo. Con todo, me apetece que les apetezca retomar mi meditación.
En efecto, no fue la Ser, fue usted. Multiplicado por varios millones, usted arrancó a los medios de comunicación de la conmoción causada por el 11-M. La prensa pecó masiva y mansamente de credulidad, los columnistas se asustaron y se asentaron los tópicos. No nos asombra que Zapatero se creyera a Acebes, hasta el célebre detector de chorradas bullshit detector- de los periodistas quedó aturdido por las explosiones.
Entre el 11 y el 14-M, los ciudadanos fueron por delante de sus medios. El punto de inflexión se cifra en las manifestaciones del viernes por la noche, donde las pancartas doloridas quedaron ocultadas por otras en las que lucían los interrogantes sobre la autoría de la masacre. Los escépticos obligaron a los medios a sacudirse la modorra. En ese momento, y este fenómeno jamás lo entenderá un hispanoespañol como Aznar, emerge una dinámica espontánea e incontrolable que posee una ciencia propia, la complejidad, a resumir en que el todo es más que la suma de las partes. La esclavización de RTVE es estéril o, como ya advirtiera Umberto Eco, se torna contradictoria. Los espectadores desean que aparezcan en pantalla Urdaci y Zaplana para reírse abiertamente de sus mentiras. Surge la necesidad imperiosa de burlar a un Gobierno burlón. Las urnas, y no la Ser, le brindaron a usted esa oportunidad.
No es casualidad que el viraje sobre la verdadera naturaleza de los atentados quedara prefigurado en Barcelona, la urbe con ciudadanos más formados y medios tradicionalmente más acobardados. Sin embargo, y quizás espoleados por el ambiente, La Vanguardia y El Periódico dieron sendas lecciones de diligencia informativa después de la tragedia. Y si no, recuerden que Aznar habla mucho de la Ser, pero nunca denuncia a El País. El referente se quedó mudo y ciego, escribió algunas de sus páginas menos gloriosas. Como en la dictadura, la prensa extranjera volvió a hacerse imprescindible para saber qué ocurría en España.
Fue usted, no la Ser. El viernes por la mañana, con la cinta coránica recitada de corrido por un corrido Acebes, el diablo Gabilondo se mostró conciliador en extremo, y dispuesto a comulgar cualquier versión gubernamental. Sólo usted excomulgaba en aquellos momentos. Un día después, sus sospechas solidificaron con las primeras detenciones y con la aparición de un Rajoy disfrazado de Bela Lugosi. Dos días después, usted sentenció en las urnas, para asombro de la población inteligente del resto del planeta, las mentiras de Aznar. El lindo Zapatero ejerció de bella durmiente durante aquellas vertiginosas jornadas. Ni se enteró. Qué sería de ZP sin Aznar.
Los directores de grandes medios informativos relatan hoy con pormenores sus conversaciones con Aznar el 11-M. Lo hacen para denunciar al ex presidente demasiado tarde- pero, sobre todo, para justificarse. En efecto, el hincapié en los embustes presidenciales no debe hacernos olvidar que fueron creídos a pies juntillas por los vigías preclaros de la profesión. ¿Qué clase de periodista se deja engañar por un político, y cambia una portada para mencionar a ETA, sólo porque la Moncloa así se lo sugiere -ordena-? Katharine Graham desde el cielo y el incombustible Ben Bradlee desde la tierra, pues todavía aporrea a los pusilánimes Demócratas en la CNN, deben reírse a carcajadas de la credulidad de sus colegas españoles. Su Washington Post nunca fue tan dócil con Nixon, ya sea en los Papeles del Pentágono o en el Watergate.
Ha sido ETA porque me lo ha dicho Aznar no es un aval de inocencia. De hecho, usted no lo creyó. Ni siquiera importaría que ahora se descubriera que el 11-M tuvo una matriz etarra, como desea el aznarismo. Lo imperdonable es que lo proclamara como incontestable cuando no disponía de ninguna prueba al respecto. Sobre todo, que mantuviera esa autoría cuando las evidencias apuntaban en sentido contrario.
Aznar carga contra el intermediario, porque nunca le creyó a usted demasiado inteligente. Pensó que lo tenía maniatado y narcotizado, ya ve. Otrosí, que diría Rajoy, qué más quisiera un grupo de comunicación que cambiar arbitrariamente el destino de una nación. Eso sólo lo creen los políticos mallorquines del Basural. La prensa encauza, como máximo. La Ser ya existía en el 2000, cuando el PP logra la mayoría absoluta que dilapidó en una borrachera de arrogancia. Para explicarlo, nos detendremos en el cine. En El manantial quizás la única interpretación decente de Gary Cooper- , adaptada de una obra de la libertaria Ayn Rand, el dolorido Raymond Massey interpreta el dueño de un periódico, The Banner. Cuando sus amigos le piden que cambie su curso, les recuerda que la información posee una dinámica propia, sin dueño. Otra vez la complejidad -a resumir como la gota que colma el vaso-, otra vez la emergencia, otra vez las cosas incomprensibles para Aznar.
En fin, que no fue la Ser, que fue usted. Por todo ello, y como ciudadano que soy, muchas gracias, usted. Siga vigilante, desconfiando de los políticos y de los periodistas. Sólo así logrará tener algún día los que se merece.
Reflexión dominical iluminada: La oscuridad es imprescindible para descubrir la luz.
Matías Vallés
Boulevard
Diario de Mallorca
Domingo, 5 de diciembre de 2004
*Falta la foto de Ánsar en el centro del artículo -a estas horas podría ser una crueldad postear tal cosa-, cuyo pie reza así: "Aznar mira fijamente al culpable de su desgracia, usted mismo."
Creo que un articulista como éste podría y debería equipararse a nuestros tenistas...mallorquins com vós ès lo que necessitam.