Nuevamente me estoy retrasando algo en mis lecturas, quizá porque Plenilunio de Muñoz Molina, me está resultando muy deprimente, en su exacta y estremecedora descripción de una asfixiante ciudad de provincias: no me ocurrió así con su ensayo sobre literatura Pura alegría; a través de Elvira Lindo y su Tinto de verano llegué hasta su santo, y espero no acabar arrepintiéndome, pues de ese volumen saqué productivas reflexiones sobre la creación de personajes es curioso que coincide con el mismísimo David Lynch en aquello de que a veces cobran vida propia, vienen hacia ti- , la literatura inconsciente que vive en todos nosotros y nos hace novelar nuestras vivencias, a veces sin advertirlo siquiera, y agudas observaciones sobre la movida madrileña, en la que te convertías en escritor con ir a una fiesta y decirlo, aparte de la sorprendente moda de presumir de no leer nada y no tener influencias pero tampoco maestros también me interesó vivamente la figura de Max Aub, un autor exiliado que escribió un libro sobre una España en la que no hubiese habido una guerra civil, con una Academia de la Lengua en la que Machado y Lorca estarían vivos y ocupando su sillón. Además debo agradecerle mi nick de messenger actual, Provecta Bolchevique, definición que pretendía ser ofensiva y le fue aplicada por un periodista del ABC por no ser un escritor lo suficientemente joven en los ochenta.
Dos de los cuatro libros que había cogido, trataban sobre Barcelona de forma indirecta: el que menos me gustó, quizá por lo tristísimos que son siempre los ambientes de la posguerra española, Nada de Carmen Laforet ha acabado por difuminarse en mi memoria, y me parece decididamente menor, a pesar del hábil desarrollo de la ambigua relación entre la protagonista y su bella y adinerada amiga y la descripción de los bohemios barceloneses de los años cuarenta, es gracioso ver que los universitarios y cierto tipo de vividores han variado en formas pero no en fondo e intenciones. La familia de la chica era demasiado grotesca en su caracterización, especialmente su tío el violinista atormentado y denunciado por su propia novia no descarto que esté basado en un personaje real, pero era muy obvio y sus excesos le hacían ridículo en ocasiones, aunque en el fondo todo continuara bastante gris. Un poco más y llegan a película de Carlos Saura.
La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza, me pareció bastante mejor, la trayectoria clásica del pícaro venido a más como pretexto para tejer un rico y barroco tapiz en el que sin dejar de lado las peripecias del comprensiblemente cínico Onofre Bouvila se hacen interesantes digresiones como qué pasó con Mata-Hari y su relación con la desaparición de la obra más ambiciosa del cine mudo: quizá esta es la novela que más me ha impactado, aunque también sea por razones externas a la misma, me preguntó si quién me la recomendó se habrá apercibido de las catalanadas que usa Mendoza de forma sutil en algunos pasajes del libro, contribuyendo a caracterizar la prosa misma como si fuera un elemento descriptivo más de Barcelona de por sí o cuánto ha influido en su vocabulario actual, algo que el autor domina a la perfección, situándose en el punto justo entre la accesibilidad y la riqueza expresiva: en todo caso, no debe preocuparse más por la sordidez que hubiera podido impresionarme, después de acabar al borde del colapso con Glamourama de Brett Easton Ellis y otras experiencias al límite, creo que en esta obra de múltiples facetas esa es la de menos; además me parece bien que se enseñe que la miseria económica y moral no era menos porque no se le diese la importancia que se le da ahora, hay que ir desmitificando ese siglo diecinueve pulcro y tiquismiquis de las películas de James Ivory, que tiene su encanto, pero era solo la fachada de la mansión.
Es curioso que en este momento de mi vida, me gustaría que las cosas me salieran como a Onofre, salvando la evidente distancia ética y cambiando ese final tan de mito del celuloide: aunque no me convenzan sus métodos, me admira su decisión y su valentía al asumir los riesgos de sus cuestionables actuaciones, si bien estas son motivadas por otras de carácter aún más dudoso, que en esta historia no se salva nadie de su papel en el culebrón; también queda claro que algo así sólo era posible en esa época única entre el sueño y la razón que transcurrió entre finales del diecinueve y principios del siglo pasado, ahora todo es tan retorcido y tan kafkiano que a nuestro antihéroe le resultaría francamente difícil sino imposible salir del arroyo para llegar a la piscina.
Por último, Nana de Chuck Palahniuk, me decepcionó, todo apunta a una novela de encargo y estoy pensando que quizá obras anteriores del mismo autor me parezcan más auténticas, esta estaba tan estudiada que apestaba, aparte de la combinación inverosímil de elementos brujeriles, creo que habría ganado de ser algo más sobrio y no precipitar tanto en el final.
*No tengo ni para pipas, y luego hacen estudios sobre la mejor forma de untar una tostada...por cierto, eso lo ponía en la Pronto...:P
Desde que supe que uno de nuestros tatarabuelos paternos se hizo un bastón que en realidad era un arma camuflada, a imagen y semejanza de su admirado Rocambole, me di cuenta de que no teníamos salvación: si tenemos en cuenta que fue mi padre quién en los años setenta compró un libro de interpretación de sueños de Peter Kolosimo, el muy extraño "El retorno de los brujos" de Jacques Bergier y Louis Pauwels e incluso una curiosa edición completamente negra de "El golem" de Gustav Meyrink, por no hablar de sus fenecidas colecciones de cómics de terror y novelas baratas de ciencia-ficción, no me extraña que Pakito y yo, y en menor medida, mis otros dos hermanos, seamos unos frikis del copón.
Posts como el inmediatamente anterior a éste demuestran mi afición a estos temas, si bien ya no soy yo quién compra las revistas del gremio, sino mi hermano: además me explica periódicamente todas las novedades y tiene una bonita colección de programas de "La rosa de los vientos" de Juan Luis Cebrián, concretamente de su sección "Zona cero", en los que colaboran Jesús Callejo, Carlos Canales e incluso Javier Sierra, cuando aún era un tierno empollón con gafitas y no se había vendido a otro tipo de marcianos, tras escribir dos o tres novelas y ponerse lentillas: creo que sigue al frente de la "Más Allá" y ya no aparece tanto en los medios, no sé si es de suponer que las aguas han vuelto a su cauce.
Antes pensaba que esto era sólo uno de sus principales hobbys, como lo pueda ser en mi caso, leer y escribir, pero tras las últimas charlas sobre parapsicología y derivados entre los hermanos Mulder no sé qué pensar: él es alguien muy convincente, te cuenta cualquier cosa y tiendes a no cuestionarlo en absoluto. Si a esto le sumamos una credulidad infinita por mi parte, más la natural paranoia inherente a cualquier ser humano que se interese un mínimo por la actualidad, es normal que luego me vea obligada a hacer un intento de racionalizar lo escuchado y deba consultar otras fuentes, aunque sea sólo por prudencia, a regañadientes, y maldiciendo el escepticismo absoluto, que no deja de parecerme otro conjunto de dogmas, estos sí socialmente aceptados.
Cómo me dijo alguien ayer, la información que me ofrece Pakito es sesgada e incompleta, no lo dudo, pero entonces también me veo obligada a dudar de la historia oficial, por así decirlo: mi hermano me dijo ayer que una cosa es negar el fenómeno y otra rebatir con argumentación y experimentación sus posibles causas. Vamos a poner un ejemplo fácil y controvertido: los dichosos platillos volantes de los que tanto se sigue diciendo.
Personalmente, creo que es más que probable que haya vida en otros planetas, pero no creo que pierdan el tiempo visitándonos: he llegado a la conclusión de que todo eso de las luces, que por cierto, también serviría para explicar muchas presuntas apariciones marianas, bien podría ser un inexplicado fenómeno atmósferico, si la electricidad era algo desconocido y aterrador no hace tanto tiempo, podría tratarse del mismo caso. En cambio, él piensa que podrían ser unos seres vivos que vivieran a un ritmo diferente al nuestro...tras escuchar psicofonías toda la tarde, más la descacharrante historia de Nicola Tesla y su Rayo de la Muerte , eso puede parecer posible, si bien, creo mi teoría más probable, aunque sólo sea porque me daría un asco terrible que hubiese insectos tan grandes :P
Este post no deja de tener sus riesgos, no descarto que venga uno de esos escépticos feroces que quieren protegernos, a base de despotricar contra todo el aficionado a estos temas, porque claro, somos todos iguales, como el típico guiri grillado que escribe a las revistas explicando su pseudo-budismo y promoviendo que es la solución a todos los problemas o peor aún, analfabetos sin remisión que necesitan que los salven: así me he sentido yo leyendo algunas conocidas webs de escépticos que se dedican a ir a por personajes tipo Jiménez del Oso, un señor que siempre me ha parecido más entrañable que otra cosa, sobre todo por lo impertérrito ante las que le deben haber caído. Creo que igual que ellos dirían que los científicos no pueden dedicar millones a investigar patochadas, por ejemplo, yo les diría que ellos podrían dedicar su tiempo a ir a por gente bastante más inquietante que esta humilde soñadora o el director de Año Cero. No creo que tengan contactos con la CIA tampoco...
Mi hermano, que no creo que se esté volviendo loco, más bien pienso si no acabará dedicándose a esto en serio, y esto me hace temer lo peor, me dijo que por estos temas se había interesado por materias como historia o filosofía, o por ejemplo, ayer mismo me explicó el caso de unos científicos que habían descubierto una aparentemente nueva forma de producir energía mediante electrólisis y habían sido vapuleados por sus colegas, que en vez de intentar rebatirles científicamente se habían puesto en plan autoritario y les habían jodido la carrera a ambos por proponer patochadas, imagino...sobre esto, dijo él que la ciencia se había institucionalizado tanto que se había convertido en un conjunto de dogmas en los que creer, y que ya no era ciencia, que la ciencia era buscar la verdad...hum, esto me suena ^__^U
De todas formas, a lo largo de la historia se ha obstaculizado cualquier avance promovido por investigadores independientes, así que no me extrañaría que esto no fuese nada sesgado, aunque sólo fuera un caso más de mobbing por parte de mediocres orgullosos de serlo: algo parecido le ocurrió a Graham Hancock, cuando se le ocurrió cuestionar a los egiptólogos, pero a él le debemos un post, en plan "Graham Hancock: el último soñador".
Concluyendo, pienso que los que nos aficionamos a estos temas es porque echamos de menos el misterio, la emoción, el no tenerlo todo bajo control: siempre imagino a los escépticos recalcitrantes como gentes grises y amargadas, sin fantasía ni imaginación, si bien yo les concedo el beneficio de la duda, cosa que ellos no se concederán ni a si mismos.
Anda que como se haga investigador de lo paranormal...me va a tener que traer unos autógrafos :P
Ja que no dimiteix, acoti es cap i no se'n rigui a damunt**
*Cita aproximada de lo dicho por el líder del PSM (Partido Socialista Mallorquín) a Joan Flaquer en las noticias, en ese parlamento balear de juguete que parece un café y en el que el interpelado y Rosa Estarás no dejaban de reírse por las alusiones de la oposición al feo asunto del Rasputín.
**Ya que no dimite, agache la cabeza y no se ría , encima.
Ahora tengo tiempo de ver las noticias y encontrarme con hilarantes sucesos como éste y esto de la presidenta de Letonia irrumpiendo en el funeral de los Sánchez en visita oficial al cementerio de Granada y concluyendo en batalla campal entre los lógicamente agraviados familiares y la policía: tal como lo presentaban en Telebingo ya no se sabía si era telecomedia o telediario.
Por si estos instantes de comicidad no bastaran para aliviar la típica desgana inicial al empezar las vacaciones forzosas, la directora de Fawlty Apartments perdió el control ante mis complacidos ojos soñolientos: me despertó a las diez de la mañana para que fuese a cobrar mi última nómina y el finiquito en un fantasmal hotel ya medio cerrado, y al entrar en el despacho no sucedió nada especial, tan falsa como siempre, me preguntó qué tal mi cumpleaños, lo cual me hizo recordar cómo dije que prefería no venir a la comida de empresa, siendo todo lo fría e implacable que se puede ser por teléfono.
Pensaba que me había sido fácil por eso, pero había minusvalorado mi capacidad de mantener la calma ante gritos y amenazas vanas: tras haber firmado y todo eso, empezó a preguntarme porqué no quise ir a la comida de empresa, que necesitaba saber si era una amargura ir a trabajar allí para mí, que la otra le había dicho que habíamos tenido una discusión, que si creía que me habían puteado no sabía todo lo que me quedaba por sufrir en esta vida, que cuando vino tu novio te dimos una semana -ahora me entero yo que las semanas consisten en dos días libres a los que YA tenía derecho de siempre- y los horarios más o menos bien...todo esto embalándose y alzando el tono de voz inadvertidamente, cuando yo ya me había levantado sin decir nada, intentando componer un gesto burlón, una cara de póker, pese a que interiormente pensara en decirle que me tendría que quedar toda la tarde de tener que explicárselo, pero entonces me giré y le dije: "Si tú no lo sabes, yo tampoco", y le dije adiós para siempre, no sin antes notar como enrojecía ligeramente y decía "Adiós, adiós, que vaya bien", volviendo a su frágil autodominio habitual.
Pronto descubrí que no era exactamente para siempre, puesto que me había dejado el móvil en casa, y había como tres llamadas perdidas de la susodicha: la llamé y me dijo que al parecer me había dejado el sobre con mis días libres, una pequeña cantidad, y que ella me la traería a un bar de la ciudad, que no hacía falta que fuese al hotel, dijo que me llamaría: más tarde, a regañadientes la llamé, pero no respondió. Todo aquello me daba mala espina, y entonces caí en que no me correspondía ningún día libre, que los había disfrutado todos más las vacaciones completas...estoy casi segura de que pretendía empapelarme de algún modo, no sé igual tenía a alguien escondido con una cámara de fotos, o taparme la boca con algún tipo de ofrecimiento económico. No negaré que me intriga mucho el motivo por el cual le pone tan nerviosa que me haya enemistado abiertamente con ella, pero no pienso ir a buscarlo...ya quedó suficientemente claro en la conversación que mantuve con un antiguo compañero de recepción hace escasos días: "Ella es un demonio", dije yo. "Tampoco es eso...pero es una bruja", respondió el otro.
Aparte de elucubrar sobre conspiraciones de salón, volví a tener un día de esos a lo Graham Hancock, y hasta pagué por entrar en el museo romano de la ciudad: me pareció que no eran tan diferentes a nosotros, tenían sus juegos, sus joyas, las estatuas que tenían en su casa no eran los originales sino copias de copias...andaba fantaseando otra vez con el cádaver del siglo XVII que apareció enredado hace pocos años en las raíces de uno de los pinos de la plazoleta enfrente de la parte trasera de la iglesia, tumbado por el temporal, y lamentando una vez más haberme perdido tan burtoniana escena, pensé en ir a visitar todos los museos existentes, aunque no me atreví a volver al museo religioso, la última vez no distinguía a las cuidadoras de las reliquias y entrar en la iglesia no me apetecía demasiado que digamos.
Así que decidí ir a la biblioteca, a ver si conseguía ver los frescos que habían descubierto en el edificio de al lado: tenía interés en ver qué habían dibujado los monjes del convento del siglo XV...ello no pudo ser porque se encuentran en el segundo piso , con los archivos, así que me tuve que conformar con ignorar los cuadros del enésimo adalid del arte moderno que exponía allí y observar desganadamente las tumbas y aljibes de otras épocas encontrados bajo la casa.
Poner morros como Mulder en la serie no funciona, por cierto...:P
Supongo que tendré que seguir leyendo, de momento. Quizá vuelva a intentar entrar en el cementerio de los protestantes o robar un enano de jardín, aunque sólo sea para entretenerme hasta que me toque preparar ya la maleta.
Mella, tiempo voraz, del león las garras,
deja a la tierra devorar sus brotes,
arranca al tigre su colmillo agudo,
quema al añoso fénix en su sangre.
Mientras huyes con tus pies alados, tiempo,
da vida a la estación, triste o alegre,
y haz lo que quieras, marchitando al mundo.
Pero un crimen odioso te prohíbo:
no cinceles la frente de mi amor,
ni la dibujes con tu pluma antigua;
permite que su senda siga, intacto,
ideal sempiterno de hermosura.
O afréntalo si quieres, tiempo viejo,
mi amor será en mis versos siempre joven.
William Shakespeare, Soneto XIX
Quizá esto sea muy llamativo y comprometedor como regalo de cumpleaños, pero él no se merece menos: estoy hablando del chico de la captura, el egregio Capitán Cocoa, más conocido por estos lares como Isabelo; me he acostumbrado a llamarle así, puesto que no firma con su verdadero nombre de pila como esta inconsciente, pero de él me gusta hasta esa pequeña parte, su evocador nombre de conquistador de la antigüedad compartido con un sibarita asesino de ficción.
He de reconocer que empezamos con mal pie en los foros en los que nos conocimos, o más bien nos confundimos y tergiversamos con personajes que no correspondían del todo a los que éramos entonces, y menos a los que somos ahora: algunos despojos de esas batallas dialécticas andan aún por la red, como hilarante testimonio de lo equivocadas que pueden llegar a ser las percepciones parciales de una respecto a los demás y viceversa.
En estos meses he ido narrando mis viajes a la Península en diversas crónicas; en el segundo de ellos, con motivo de la Expocomic pude por fin conocer a los que me faltaban del grupo de más y menos frikis al que había tomado tanto aprecio, en una desviación más entre ellos se hallaba él, que quizá era el que menos me podía figurar como era, al no recordar apenas sus fotos: su poderosa mirada me impresionó desde el primer momento, y tuve más ocasiones de sentirla sobre mí al tener que compartir habitación con el propietario de la misma y acabar intrigada por saber qué más había tras su encanto genuino y su sobria galantería, con ese punto de virilidad clásica que le hace tan atractivo.
Me hizo sentir tan a gusto con él en esos tres breves días y durante aquellos meses de conversaciones interminables que hubo de acordarse un segundo viaje, en el que nada más llegar al aeropuerto y volver a cruzarme con su mirada verde fue como aquel decíamos ayer del fraile que estuvo tanto tiempo en la cárcel: ese tiempo aparte siguió pasando en sucesivas citas aquí y allí, incluso osó venir a esta maldita ciudad, hasta en ella pudo continuar y ya no hace otra cosa que extenderse y empezar a invadir todas las horas aún no sé si me atreveré a decir la palabra, a definirlo de la forma más lógica , más clara y extrañamente difícil de escribir , ahora que lo sé.
La única razón que se me ha ocurrido para oponerme a la publicación de este loco post es la del previsible cachondeo subsiguiente, pero no me importa, resistiré las tiras, las camisetas y los cromos del bollycao con tal de poder decir que de él me apasiona todo, hasta nuestras lógicas diferencias: cuando se atusa el flequillo ante el espejo antes de salir, ese vozarrón con acento granadino, el lunar en el hombro, su piel suave, una presencia tan sensual como masculina y atrayente, su sonrisa perversa durante trolleos o indirectas, la célebre cara de cabrón simpático que enmascara su maravillosa persona , lo mucho que le veo preocuparse por mí a veces , lo que me sujeta las neuras y lo que me escucha, lo exageradamente hermosa que se cree que soy, cómo siempre encuentra una solución, su seductora capacidad de persuasión, esa sensibilidad que se empeña en ocultar, su firmeza, sus valores y su implacable racionalidad en ocasiones, su contundente sentido del humor, una indiscutible cultura, su realismo y sus pies en la tierra, y todo el amor y la ternura que me sigue demostrando.
Reviso una y otra vez lo escrito y sigue sin parecerme suficiente para corresponderle, no bastarán las comas en el mundo para enumerar todas sus virtudes, ni creo poder llegar a expresar todo lo que me inspira con la misma claridad que lo siento; nunca pensé que esto pudiera suceder y por mucho miedo que haya llegado a tener, aunque la melancolía me esté comiendo viva porque aún falta para volver a abrazarle, espero que muy pronto llegue el día en el que podamos estar juntos sin tener que pensar en una despedida en un aeropuerto gris.
Me vas a matar por esto, pero te quiero, aunque cumplas sólo 27 y me vayas a seguir llamando abuela por el messenger.
Feliz cumpleaños, Capitán.
Cuando era pequeña solía ver "La fuga de Logan", la serie basada en la película de ciencia-ficción que trata sobre una ciudad gobernada por un consejo de ancianos, en la que sus pobladores son sacrificados al llegar a los treinta años: ahora que mi anillo se ha encendido por fin, y empieza el camino hacia el microondas gigante, no sé ni que decirme. Era de esperar.
En estos meses de weblog he estado recapitulando tanto que ahora ya no tiene mucho sentido hacerlo; básicamente me siento igual, aunque percibo que he cruzado una frontera irreversible, y siento tanta incertidumbre como emoción, si bien esto hay que atribuirlo a otros factores aparte de que dé la casualidad de que hoy me alcancen los veintidiez.
Estos días he estado rememorando una escena que siempre se me ha presentado de forma muy vívida: se trata de una de las últimas tardes que pasé con quiénes creía mis amigas y que me traicionarían vilmente unas semanas después. Fui a comprar con ellas a una óptica y me dejaron fuera, en la terraza de un bar, tomando café sola , con un viento que helaba y silbaba...en aquel momento recuerdo haberme preguntado qué estaba haciendo con mi vida, porqué estaba estudiando algo que no me gustaba y porqué dejaba que me humillaran de aquel modo sin protestar, por conservar un estado de cosas que era una farsa a todas luces.
Entonces pensaba que todo lo que me ha sucedido en estos tres años les ocurría a otros, que formaba parte de emocionantes vidas ajenas, que era ficción...y sin embargo, sigue habiendo una parte de farsa, con la diferencia de que soy consciente de cuál es y porqué y para qué lo es, no me siento decepcionada porque se revele como tal o incluso acabe por tener que abandonarla, hastiada y aliviada a pesar de saber que tendré que buscarme otra. Quizá esto era todo lo que había que aprender, aunque espero no dejar de hacer tal cosa hasta tener cuatrocientos años, un par de moños blancos y un castillo.
Sonará muy tópico, pero nada volverá a ser igual después de este cumpleaños concreto, aunque no sea sólo por ponerme ya un tres. Me imaginaba más vieja, la verdad :P
Me temo que todo está saliendo mal y puede que me la cargue en pleno último día: he sido incapaz de convencer a unos huéspedes de que era mejor el hotel de Todo Incluido que tenemos justo al otro lado de la zona, a la misma distancia del puerto que los apartamentos, o puede que incluso menos. Para más inri, las mujeres me han mirado mal y han insinuado que puede que se arme un cacao, porque como no funcionaban los walkies, les he dado unas habitaciones del segundo piso, una de las cuales ha resultado estar desmontada...mientras tanto, las arpías de cursillo.
Qué diferencia con aquellos apartamentos en los que unos irlandeses muy majos cantaban "Delilah" de Tom Jones a coro, en voz baja, lenta y bellamente a las doce de la noche, y a pesar de esa delicadeza, los alemanes cuadriculados de los chalets llamaban a la policía...ahora podría pasar algo así y ni siquiera me daría cuenta, porque esas pequeñas cosas ya no me consuelan ni sirven para adornar toda esta cutrez y esta mezquindad: no puedo esperar a volver a casa, así me den una última bronca, y no descarto mandarlo todo a la mierda contestando de mala manera.
Mañana es mi cumpleaños, y no sé como voy a arreglármelas para que no sea el más melancólico de todos y me salga un post autohomenaje de lo más triste aparte de lo lógica y bochornosamente egocéntrico: debería ponerme ceniza en la cara como en los funerales indios, tan mal lo veo todo.
Mañana es mi último día en este maldito sitio: escribo desde él más por joder y perder aún más el tiempo -ayer me acabé "Nana" de Palahniuk en siete horas más o menos-, ya que me resulta muy difícil concentrarme en el libro de ensayos sobre la literatura de Muñoz Molina que me he traído: sigo con mi firme determinación de no asistir a ninguna celebración, sentarme a participar en una farsa tan evidente es demasiado pedirme, ni hablar.
En el colmo del asedio moral o de la inconsciencia más profunda, vaya usted a saber, me han llegado trocitos de conversaciones del bar de invierno, sito a pocos metros del único mostrador sobre la Tierra en el que dos días parecen dos siglos, en el que casi podría asegurar que se estaba hablando presumiblemente mal de mí, mi nombre ha sido pronunciado al menos dos veces. Ahora resulta que la única maledicente voy a ser yo...de todos modos, no sé porque me tengo que sentir mal, si en este recreo no quería ni estar.
Por alguna razón parece que tampoco hoy puedo pensar más positivamente, sigo viéndolo todo negrísimo, me veo en un futuro próximo sin nada, con la muerte y el deshonor como únicas opciones.
Va a ser la literatura inconsciente esa que habita en todos nosotros mencionada por Muñoz Molina la que me hace escribir estas burradas, aunque siempre será mejor estropear un poco más el weblog que echarse a llorar de pura rabia aquí en medio.
*De ahora en adelante, espero ser menos monotemática; seguramente hablaré de estas y otras lecturas en breve, por ejemplo. Añado también que salí al jardín con un mazo, dispuesta a hacer añicos el regalito de esas dos, pero mi padre dijo que para qué iba a ensuciar, que por favor tirase el candelabro hippie a la basura, y eso hice.
Antes de nada, decir que no me arrepiento de ni una sola de las aceradas líneas que han surgido a raíz de la cuestión fundamental del verano: no hay quién soporte esto por más tiempo, y no voy a cambiar mi postura ni a pasar a confiar así de repente en personas en las que no he confiado en todos estos meses. Ya cometí ese error con anterioridad, en otros ámbitos más personales, y no volverá a suceder.
Hablaba ayer de una explosión de carácter de hace semanas, pues bien: ésta ha traído más consecuencias de las que yo pensaba. La otra, que no la principal, se ha empeñado esta tarde en que me sincerase con ella...me he dedicado al relato selectivo en lo concerniente a su persona, es decir una versión sin espinas de lo que he dicho en este weblog: le he aclarado en todo momento que mi firme creencia de haber sufrido mobbing -manda huevos que uno que yo me sé va a tener razón y ni siquiera se dan cuenta de lo que hacen- se debía más a lo sucedido este invierno con mi tío, con asuntos familiares cuya naturaleza exacta no podía revelar, y que habían sido los pilares de mi desmotivación total, que al parecer se ha notado...supongo que no debí mirar con tanta insistencia el reloj o perderme en nostalgias y arrebatos existencialistas, pero no deja de formar parte de mi característica más acusada, una monstruosa capacidad de abstracción.
En fin, no podía esperar que no se defendiese de la acusación de perrito faldero -no lo inventé yo, pero me gustaría saber quién- , que me ha dicho que ya eran amigas de antes para justificarse, afirmación que yo he aprovechado para decir que dije que estaba de acuerdo sí, estaba enfadada, pero que mi opinión era mucho más complicada que eso, que lo es: he osado decir que la veía atrapada en una situación de compromiso, pero ella ha insistido en que era así de siempre, que era gilipollas, y me ha acusado de una falta de compañerismo apabullante y de no haber trabajado como ella y mi recepcionista alemana favorita. Además me ha dicho que no era una correveidile y que no iba a decirle nada, si bien yo sólo he hecho vagas precisiones sobre que no se trataba de ella...seguro que se lo dirá, como ella misma ha dicho, todo el mundo ha hablado de todo el mundo y lo van a seguir haciendo. Y todos y cada uno de ellos sacarán sus propias conclusiones.
Me ha dicho que tenía que cambiar, por mi propio bien, pese a que yo he insistido en que sabía perfectamente que había perdido el interés, en que éramos esclavos, que no teníamos derechos, que no era compañerismo ni nada que se le pareciese seguir con esta situación tan precaria, pero ella ha dicho que había que separar la amistad y la enemistad del trabajo y de los empresarios...dudo que tal cosa pueda hacerse, aquí van todos de la manita como buenos hermanos, de esos inseparables. He pensado en decirle que otros pensaban que ella sólo vivía para trabajar, pero me ha dado pena, me ha parecido demasiado, bastante tiene con empeñarse en creer que su vida es su trabajo, que lo hace porque es gilipollas.
Cómo siempre, se ha usado contra mí la rapidez y el dinamismo que me caracterizan, esas ombres mortes que me harán triunfar en toda entrevista de trabajo con jefes de recepción encocados: no negaré que me preocupa eso, que sé que sencillamente no puedo hacer las cosas más deprisa, cómo si viviese en otro ritmo y el tiempo pasara para mí de modo diferente, cuántas veces me he angustiado pensando que al final voy a acabar viviendo en la calle o en un campo de concentración para lentorros varios que acaben montando las grandes corporaciones, eso si no encuentro un trabajo dónde valoren otras cualidades mías, como tomarse interés en llevar a cabo mi labor de forma correcta, con un mínimo de responsabilidad al que tantos ya ni se molestan en llegar y no saben cuánto les comprendo ahora, aunque sin quedarse tres horas de más ni hacer milagritos, claro...y yo soy compañera si estoy en un buen ambiente; no es que me haya acomodado en esa posición de "estar en los mundos de Yupi" sino que he pasado a modo de parapeto, sencillamente, sin dejar de cumplir con el horario establecido ojo, que ahora encima van a decir que no he trabajado...he insistido en que sí he trabajado mis ocho horas. Está claro que nunca me van a escuchar, es su palabra contra la mía, o más bien su visión del asunto, no ven que no todo el mundo puede autoengañarse respecto a esta mierda de curro tan bien como ellas...
No sé si alegrarme de que lo de ayer no fuesen paranoias, aunque he aclarado lo de las mañanas: me ha dicho que no me ponían por las mañanas porque pensaban que no era capaz de sacar el trabajo adelante, cosa a la que yo he respondido que pensaba que no me ponían por las mañanas para que no pudiese demostrarlo.
Así que tablas, señores, y ya me puede decir que a final de temporada no tenía que levantar la liebre, porque todo estaba calmado, cuando más bien seguía oculto, que es muy distinto.
En algún momento de este negrísimo otoño-invierno se sabrá que yo he dicho todo esto, por tanto me voy a sentar a esperar a que se demuestre que soy una desagradecida por todos los medios y que no me llamen ni para la cena ni para la comida ni para la hora del té con la Liebre de marzo.
Suerte que el jueves se cierran las puertas del infierno. Se previene que nos vamos a tener que buscar otro que queme menos, a ver si hay suerte.
*Muy bien: estoy leyendo el libro que me he traído acompañado de mi cena, consistente en una bolsa de Doritos, una chocolatina Cadbury's y un Sunny Delight de naranja. Ya que si trabajo luego resulta que no, que les den a todos. A la mierda.
**NO SÓLO NO PIENSO IR A ESA PUTA CENA NI A ESA PUTA COMIDA, SINO QUE EN CUANTO LLEGUE A CASA ME CARGO EL PUTO CENICERO DE LOS HUEVOS A MARTILLAZOS...
Finalmente, volví a casa a las tres, y sin ganas de dormir, seguí a Onofre Bouvila hasta su triunfo sobre Barcelona: supongo que ahora me quedan unas doscientas páginas hasta su decadencia. Mi amiga se asustó por la tormenta y quiso volver a casa a dormir, aparte del ridículo que hice creyendo que había recibido una llamada anónima a las dos, cuando la explicación racional era que el Motorola embrujado de mi amiga estaba volviendo a hacer de las suyas.
Está claro que vuelvo a estar paranoica, lo ocurrido hoy ha venido a confirmar este lamentable estado de cosas: de repente, que una camarera gilipollas y frustrada a todos los niveles que eligió mal y lo sabe intente sugerir a su zafia manera que no estoy bien de la cabeza, que mis planes sean cuáles sean van a fracasar sólo porque los suyos lo hicieron, -si lo llego a saber no hago ninguna broma sobre que este invierno voy a escapar para siempre- me hace ver dobles sentidos y miradas malignas por parte de mis interlocutores en cualquier conversación sostenida a lo largo de la jornada.
Hace una media hora escasa ha vuelto a ocurrir, se suponía que venían a traerme buñuelos pero no he podido evitar unas ya no sé si imaginarias miradas oscuras y furibundas por parte de cierto perrito faldero, que casi no me cabe duda de que sabe que ha sido calificada así por mí, al menos, reprochándome abiertamente que no quiera venir a las ocho por no pagarme un par de taxis, cuando todas las veces que yo quise venir por la mañana el resto de la temporada esto fue coartado por la directora, preocupada por lo bien que me desenvolvía con la facturación... en realidad, mi diagnóstico es mucho más terminal y está compuesto de muchos más matices, que quizá me aventure a concretar en párrafos siguientes.
Supongo que pensar que podía salir indemne de un acoso moral continuado va a acabar aparte de conmigo, por constituirse en una ingenuidad más de las mías...últimamente he notado que muchas veces me cuesta cenar, hasta el punto de tener que tirar casi toda la comida, sólo me entra el pan de gambas y los rollitos, lo demás a la papelera directo. Ya ni he pedido nada hoy, no puedo comer con este desasosiego absurdo que me invade, sólo tratar de racionalizar lo que está sucediendo con mi percepción de hechos pasados y futuros, quizá sea algo más que el lógico aborrecimiento de la comida china y la lógica ansiedad ante la inminencia del fin de toda una época.
Si algo me está quedando claro es que no soporto más este majorcan way of life, estoy empezando otra vez a detestar a todos los que me rodean por atreverse a conformarse, por lo que yo juzgo como un homicida intento de integrarme en su alegría postiza, en sus vidas huecas y sus oportunidades finitas, creyendo que así se me pasará la tontería o cualquier otra vulgaridad similar a lo que ellos creen ideas. Si yo tuviese que ser una jefa vocacional llena de neuras que es tan tonta como para creer que subir hasta la categoría de directora chivándose de este y del otro en siete años es algo de lo que estar orgullosa, o una tía que se casó con el hombre equivocado y lleva quince años creyéndose lo que yo sólo fui capaz de creerme en breves ráfagas de intentar buscarle un sentido al hecho de tener que trabajar para subsistir en este sistema...creo que si eso es lo que me espera, si finalmente acabase enfangada en este lodazal por lo que fuera, pienso de verdad que más valdría huir de la forma más definitiva conocida.
Quizá no debería escribir esto, pero es así como me hace sentir la pobreza general de este lugar. Estoy tan furiosa que ya tengo mala cara, y los clientes se extrañan cuando me piden algo y me miran a los ojos vidriosos...
Dos seres que nunca han intentado huir ni han visto más allá, sólo se han adaptado a las nauseabundas maneras de esta hotelera, plegándose a los designios de unos miserables que hacen lo que sea para ahorrarse un céntimo de euro, no quiero ser como estos monstruos, estas zombis, no quiero ir a comer ni a cenar con ellas, sólo para que puedan clavarme sus velados reproches escudándose en el vino, la aún posible amenaza de tener que soportarlas seis meses más el año que viene, tanto a ellas como al resto de su estúpida troupe de indignidad diversa, no voy a pagar para que me puteen aunque cenemos en el mismísimo Hotel Mediterráneo y sorteen un viaje a Granada. Bueno, esto último...menos mal que hasta empiezo a hacerme gracia :P
Yo ya no puedo interesarme genuinamente por la suerte de los clientes, ni por este trabajo, nunca volverá a ser como antes del curso de desconfianza de este invierno pasado: sin embargo, es en lo que más experiencia poseo y a veces vuelve algo de aquella antigua sensación de saber que no es lo mejor del mundo, pero tiene sus pequeñas compensaciones. Considero que hay que ser un auténtico cretino y un ignorante, o bien muy joven e inocente para valorar esta labor tan mal pagada y sucumbir a sus exigencias sin ponerse límites, acabando con la lengua en un beso negro continuo con la ignominia y la bajeza de los propietarios de esta isla-puticlub.
Espero que a la tercera vaya la vencida y las visiones apocalípticas sobre mi futuro próximo dejen de invadirme y perturbar mi breve sueño, además de este weblog.
Pasado mañana empieza mi última semana en el infierno, hasta el jueves: para más inri, será la misma víspera de mi treinta cumpleaños. En una pequeña transgresión más, no pienso hacer la cuenta, prefiero escribir, así sin excusas ni nada. A la mierda, que diría el marido o ex-marido de Caponata.
Últimamente las arpías se muestran amables y conciliadoras, esforzándose en vano para hacerme tragar un pelillos a la mar, sin saber hasta qué punto tengo en cuenta sus ultrajes varios y lo bien que sé que ellas son precisamente de las que piensan que las buenas personas son como los perros, que van a perdonar todos los palos, sea cuál sea su intensidad y frecuencia: en la cena mencionada en otro post, mis antiguas compañeras de recepción me aconsejaron que fuera a la cena, que si pasamos seis meses juntos, etc. etc....no sé porqué se preocupan tanto, si total voy a hacer todo lo posible para no tener que regresar a ese hotel de tercera regentado por los caprichos de quién se cree ya su propietaria, y de la que cree ser cola de león, en vez de frágil y prescindible escama de culebrilla de canal.
Aún no sé si ir a la cena, los pros, que se rifa un viaje a las Canarias -JO JO JO- y que me jode dejar sola a mi única compañera auténtica en ese remanso de risas falsas y celebración ortopédica; los contras, que supone una claudicación más y no sé que puede pasar si cierta persona bebiera demasiado y decidiera cargar contra mí por despecho, podría ser muy desagradable e incluso peligroso...no creo que se pueda confiar en todos esos cúmulos vivientes de frustraciones con unas copas de más. Si voy, me fijaré mucho en lo que bebo o dejo de beber, esta vez no será como los tres últimos años que me sentaba entre Tulipán y mi amiga la otra ayudante y acabábamos por no saber quién se había bebido el vino de quién.
Aparte, existe la posibilidad de organizar una cena de aniversario ni que sea con un par de furbys, sólo para ponerla como excusa incontestable para el escaqueo total.
Si hoy hasta se ha hecho la amistosa, y me ha preguntado si yo me había peleado con el barman y me habían hecho preguntas sobre ellas dos...no sé quién le habra ido con el cuento, pero por lo tergiversado de los hechos -fue una pequeña explosión de carácter de las mías que sufrí hace unas dos semanas, y se trató de una discusión generalizada entre los allí presentes, de pelea tuvo bien poco- me imagino que podría tratarse del mismo barman, intentando averiguar quién inventó el rumor de que él y la camarera habían dicho que esas dos eran inepta y perrito faldero -sí yo también me lo creí, pero es que me hacía ilusión :P-, resultando que quién dijo eso fue ella misma...
Maravilloso realmente. Tengo que salir de este rollo hostelero-kafkiano así tenga que atar al vespino al dichoso cubano y tirarlo al canal en llamas como fin de fiesta, pero todo lo que voy a hacer esta noche será tomarme cuatro bailey's más sólo para paliar su ausencia, fingiendo que me gusta estar allí aunque ahora salga más por otras que por mí, aunque crea que me aireo, o que le hago un favor a alguien.
Y encima, el viernes me echan definitivamente de Nunca Jamás, suerte que nunca me he sentido a gusto del todo en ese indefinido país: quizá me adapte bien después de todo.
He aquí dos de los mejores artículos de opinión jamás escritos este verano. El mundo debe conocer a este malinchista ejemplar, yo de mayor -es decir, la próxima semana- , quiero ser como él. No entiendo como no ha llegado a escribir en un periódico de tirada nacional...
AL AZAR
Ayudar sólo a los hoteleros
MATÍAS VALLÉS
El turismo es un negocio fácil de interpretar. En una buena temporada, el mérito corresponde exclusivamente a unos hoteleros visionarios, comprometidos, admirables. En cambio, si la temporada es mala, las culpas recaen sobre todos aquéllos que no son hoteleros. En la actual crisis turística -de la que usted es responsable, salvo que sea hotelera-, se nos insiste en que debemos ayudar sólo a los empresarios del sector, con énfasis propios de otros caudillajes. En concreto, se nos avanza que se les permitirá la madre de todos los pelotazos, liberarse de los engorrosos trabajadores y transformar sus hoteles en viviendas, de modo que las zonas que han erosionado queden irrecuperables para siempre. Tal vez no se explica suficientemente por qué no se ofrece la misma salida al propietario de una explotación agrícola en apuros, que también saldría del pantano urbanizando su propiedad. O un poco más allá, a cualquier ciudadano mallorquín con problemas de liquidez y que disponga de una parcela, con independencia de su calificación urbanística.
Nadie duda de que Pere Cañellas es el presidente que se merecen los hoteleros mallorquines, unos campeones de la previsión que, al contrario que sus colegas catalanes, prefirieron hundir su negocio a colaborar con un Govern de izquierdas. Somos conscientes de que es más importante regalarles una última espuerta de millones a preocuparse por la suerte de los empleados de la hostelería. Al fin y al cabo, éstos se pueden reciclar en turistas -una reedición del fordismo, Henry Ford quería que sus trabajadores pudieran comprar los coches que fabricaban-. Admitamos que la situación se agrava por la absoluta inoperancia de Matas, que siempre parece un atleta en enérgica fase de precalentamiento, pero que se esconde cual Oryctolagus cuniculus cuando en lontananza aparece un Prestige. Los más radicales pueden pensar que ya sería bastante benevolencia no hacer con los hoteleros lo que ellos han hecho con Mallorca. Los más académicos recordarán que, para mantener vivo el capitalismo, hay que cambiar a menudo de capitalistas.
*Alguien debería hacer pasquines con este artículo y bombardear toda Mallorca con ellos, con especial insistencia en chalets sospechosos de contener empresarios...en negrita, afirmaciones con las que comulgo hasta el punto de echarme al monte con gorrito y fusil.
El nulo peso estatal del PP local
MATÍAS VALLÉS
Francamente, no sé para qué nos esforzamos los mallorquines en votar y financiar masivamente al PP, si después somos excluidos -también masivamente- de la jerarquía de esa ONG. Nos limitaremos a los datos. En el Congreso orquestado para homenajear la corajuda gestión aznarista entre el 11-M y el 14-M, de resultados notorios, se constituyó un Comité de Dirección presidido por el juvenil Fraga y constituido por 17 personas. Tantas como Comunidades Autónomas tiene España, si se fijan. De hecho, cobija a gallegos, vascos, andaluces, castellanoleoneses, valencianos, madrileños y murcianos, además de Acebes. Por supuesto, ni un solo balear, si excluimos a Zaplana y pese a que se comenta que los conservadores gobiernan la colonia de ultramar.
El Comité Ejecutivo Nacional, inmediatamente inferior, cuenta con 40 vocales, casi tantos como votantes en las últimas generales. Pues bien, sólo una de ellas es mallorquina -Rosa Estarás-, en cicatera aplicación de la proporción demográfica del archipiélago pero ni un puesto más. Matas pertenece a ese órgano por su cargo en el Govern. Es decir, por voluntad balear, no del PP estatal. Para que se hagan una idea, la vicepresidenta ostenta la máxima representación insular con el mismo título que Ruiz Gallardón, imaginen si pueden un insulto peor.
Por lo que respecta a la Junta Directiva Nacional, en la que figuran tantas personas que a menudo hay que subcontratar a militantes del PSOE y del PNV para obtener quórum, tiene 30 vocales específicos y una sola mallorquina -Margarita Cabrer-, otra vez con una aplicación rijosa de la cuota demográfica, que no electoral ni económica. Además, Rajoy se ha desembarazado de ese mago de la coctelería llamado Zaplana, que ha pasado de padrino de Matas a pedigüeño del mismo. Y de todos nosotros, por añadidura. Si necesitan más datos, en el colmo de los desdenes, el congreso del PP ni siquiera encomendó el fin de fiesta a Joan Flaquer, para que explicara las 18 maneras distintas en que llegó a su hotel de Moscú la noche del Rasputín.
*JO JO JO.
Mónica, una de las primas de Jokin, escribe tras el funeral una serie de preguntas que aún no tienen respuesta: "¿Dónde miraban los profesores mientras Jokin sufría delante de sus ojos? ¿Qué hace el Estado con nuestros hijos, en sus escuelas, cuando se los confíamos? ¿Qué clase de mundo estamos construyendo que hace de niños de 14 años torturadores sistemáticos y sin escrúpulos?". El penúltimo capítulo del acoso a Jokin tiene su origen el pasado mes de agosto. Él y otros compañeros pasan unos días de campamento en Zuaza (Álava). El monitor sorprende a 25 de ellos fumando hachís. Les dice que, nada más volver a Hondarribia, mandará una carta a sus padres contándoselo. Cuando los padres de Jokin la reciben, van a hablar con el monitor. Éste les muestra su extrañeza: "Qué raro que sólo os hayáis interesado vosotros...". La madre de Jokin descubre que muchos de los chavales han conseguido interceptar la carta en el buzón. Tras ser sorprendidos, acusan a Jokin de chivato. Empiezan las palizas. En la reunión del martes 21, la madre de uno de los presuntos agresores defiende a su hijo y acusa a la de Jokin: "Tú, al decírnoslo, rompiste la lealtad de la cuadrilla".
A eso de las seis de la tarde, un hombre que pasea su perro junto a las murallas, encuentra el cuerpo de un muchacho. Mensaje desgarrador Horas después del suceso, un compañero escribe un mensaje desgarrador en el mismo chat de Internet en el que participaba Jokin: "kuant ms tiemp psa peor m sient es cmo un gusno ke cme mi interior x no abert defndid. (Cuanto más tiempo pasa peor me siento. Es como un gusano que come mi interior por no haberte defendido)" Todos los testimonios caminan en la misma dirección. Se explican entonces los padres por qué el año pasado la odontóloga tuvo que cambiarle a Jokin el aparato de los dientes. "Se lo rompieron de una paliza", desvela por fin una compañera, "yo estaba allí cuando le dieron la paliza, pero me dijeron que si decía algo irían a por mí". Se enteran también de que la inquina venía de antiguo.
Al principio del curso anterior, Jokin sufrió una descomposición de vientre. Desde entonces, la persecución fue continua. Hay días que tiene que salir del instituto corriendo para que no lo alcancen y le peguen. Otros días, como el pasado martes 14 de septiembre, se encuentra al llegar a clase con una pintada vejatoria y un buen número de rollos de papel higiénico sobre los pupitres... Nada más ser levantado el cuerpo, la muralla de Hondarribia se llena de velas, flores y mensajes. En casi todos hay algo que, dentro de lo posible, conforta a la familia: el cariño de los chavales por Jokin. Pero también algo que mueve a la rabia, a la desesperación. En uno de ellos, firmado por siete chicas y un chico, se lee: "Si alguien hubiera tenido el valor suficiente como para confesar todo lo que sabía quizás no hubiera sucedido nada de esto. Sabemos que tú tampoco querías marchar, pero no había otra solución; lo sabemos, te has marchado. No volveremos a contemplar tu mirada, tu sonrisa". Unas horas antes de tomar la fatal decisión, Jokin escribió en su chat de Internet: "Libre, oh, libre. Mis ojos seguirán aunque paren mis pies".
No saltó la luz de alarma Jokin tuvo un problema: era listo. Sacaba buenas notas. Incluso en alguna ocasión acudió en auxilio de una profesora que naufragaba ante un problema informático. Durante los meses terribles en que sufrió las palizas y la humillación de sus compañeros de aula siguió sacando buenas notas. Quizás por eso, piensan ahora sus familiares, no saltaron las alarmas, no se encendió la luz roja. Uno de sus tíos explica: "El chaval era introvertido, tenía su dosis de orgullo y era muy inteligente. Y yo creo que había desarrollado una doble personalidad hasta un límite insospechado, aunque esto suene impropio para un crío de su edad".
Lo trágico del asunto es que, si algo no había sido Jokin en su corta vida, era chivato. De eso le acusaron cuando se descubrió lo del hachís del campamento, pero ni aun en sus peores días, cuando ya tenía en su cuerpo los moratones que luego encontrarían los forenses, aceptó decir quiénes eran sus verdugos. Sus padres le ofrecieron cambiar de colegio, y dijo que no. Algunos amigos del pueblo le ofrecieron una nueva cuadrilla, y dijo que no. Protegió a los suyos de su sufrimiento.
Creo que hacía años que ninguna noticia me entristecía tanto. Cuando pienso que nadie hizo nada, ni siquiera el propio afectado... no comprendo estas aquiescencias; también las sufrí en su momento y cada vez que veo un caso de estos -¿ no son muchos ya?- me siento afortunada y culpable a un tiempo, por haber logrado escapar con vida y sin demasiadas marcas.
Personalmente, no tendría consideración alguna con quiénes parecen ser los intocables y feroces cachorros de alguna familia importante política y/o socioeconómicamente en esa comunidad; nada menos que hijos de profesores...me pregunto qué clase de docentes pueden ser los que descuidan la educación de sus hijos hasta ese punto, si bien es posible que sean como la soberana imbécil que le reprochó a la madre del muerto que si había roto la lealtad de la cuadrilla: por no hablar de que compañeros así no merecen ni los buenos días, a ella no sé qué habría que romperle ahora mismo. Espero que leyendo sus bonitas declaraciones en la prensa no vuelva a dormir en una buena temporada, al menos eso.
Sería hermoso pensar que a esa escoria esto les haga reflexionar, pero sinceramente no lo creo: seguramente les envalentonará y hasta lo usarán para chulear aún más a toda esta gente que no hablarán mucho los unos con los otros, o hubieran visto claro que uniéndose todos, a estos macarras podían darles para el pelo, que otra cosa no entenderán. Y no me vengáis con rollos magnánimos de que hay que perdonar, hay gente que si la perdonas lo único que van a sacar en claro es que eres tonto y pueden hacértelo las veces que quieran...también habría que hacer distinciones con eso, la verdad.
Por ejemplo, hoy las brujas de la recepción de Eastwick me han regalado una especie de candelabro hippie con lunitas esculpidas o vaya usted a saber, por mi santo, aduciendo que no sabían mis gustos: para mí no es sino el Cenicero de Troya, y poco efecto me va a hacer, excepto que ahora tendré que traer los bombones que solía traerles a mis compañeros del año pasado por mi cumpleaños por una simple cuestión de cortesía, no porque tenga la más mínima intención de celebrar nada con ellas.
Por otro lado, mi recepcionista alemana favorita y otra recepcionista del año pasado me han invitado a una cena del gremio para mañana, además de llamarme para felicitarme y lamentar que ya no pudiera traerles un surtido de galletas y charlar un rato con ella y Tulipán, el holandés, que también andaba pululando esta tarde por el hotel...aquí, en este simulacro hostelero de "Yo, Claudio", se les echa mucho de menos.
Otro día más sin ganas de nada y teniendo que tirar la cena porque soy incapaz de comérmela y he aborrecido la comida china para siempre: me temo que este post es una contribución más a la plaga de posts depresivos que estoy notando últimamente, pero que pongan que lo hice por no ser menos :P