Hace un mes y algo, una amable señora se vino hasta el mostrador de mi recepción buscando al más escurridizo de nuestros guías, que le debía un coche de alquiler que no había aparecido y un exterminador que se encargase de la secuela de Mimic que se había organizado en su chalet alquilado: cada día se encontraba con unas veinte cucarachas africanas de esas marrones y que vuelan, para más inri y más asco del personal.
Eso debía ser en junio, imagino: no deja de ser curioso cómo contrastan los modos de esta señora, aún teniendo de qué protestar, con los de los clientes que me han tocado en suerte este mes: son tres, un par de macarras cincuentones con tatuajes y cadenitas doradas y una veinteañera que según los pasaportes, no es ni su sobrina ni su hija...nada más llegar, bajaban cada cuarto de hora a gritarme diciendo que el hotel era una mierda, que lo iban a poner por todo el internet y que ya vería usted si fuese a Londres; puesto que pretendían que se lo diese todo gratis, amable petición a la que yo respondí que por mucho que gritaran y amenazaran no iban a tener más razón ni más derechos que otro cliente.
Curiosamente, aún no les he visto beber ni una gota, y el chófer que los había traído me advirtió que no les hiciera caso, que iban fumados y que eran traficantes de droga...empiezo a dudar si realmente era una broma.
Todo esto en fin de semana, con la moral por los suelos y con el director en la quinta china; no podía contar con nadie y a mis compañeros del hotel contiguo, que es dónde están realmente nuestras oficinas, también les chillaron lo suyo.
Además he tenido que aguantar a una niñata estúpida que viene a verlos con su silencioso hermanito y que a la imprecación de "One moment, please..." te responde que si no hemos venido a verte a ti. Por si esto fuera poco, intentan convencer a otros clientes de que se unan a su causa y no se cortan en pasar por delante del mostrador diciendo en voz alta que si estoy muy seria, que que chica más inútil y toda una suerte de comentarios destinados a mis oídos con no sé muy bien qué intenciones. Anteayer intenté hablar con el director de toda esta problemática, pero sigue missing.
Naturalmente, estoy bastante nerviosa al saber que tengo que aguantar esta situación durante semana y media más, por lo menos. Me preocupa lo que pueda hacerme una gente tan agresiva, sospecho que podría tratarse de delincuentes de algún tipo, dado su comportamiento chulesco y prepotente en general, y no me queda claro que es lo que buscan; los otros me han dicho que pase de ellos, que son los típicos listillos que vienen a ver si encuentran algo para denunciar y que las vacaciones les salgan gratis, que no vienen a pasarlo bien, sino a fastidiar.
Si el jueves se hubiesen cambiado de hotel, me sentiría muy aliviada, si no...en primera instancia, cada vez que vengan me saldré de la recepción y me sentaré en la ventana, así si les ocurre decir algo, todo el mundo les oirá tratando de minar mi moral. Espero que dé resultado, si no fuera así, me veo en el despacho del director día sí y día también hasta que se vayan.
El problema es que trabajo sola y en un espacio muy pequeño, si alguien intentara agredirme, no tengo escapatoria, para cuando los del restaurante se den cuenta ya me han golpeado o apuñalado...quizá estoy exagerando. O no en este caso, os aseguro que he visto de todo y si entre madre e hija se dan macetazos en la cara, que no van a hacerle al recepcionista.
Este problema aún pendiente de una resolución satisfactoria me ha hecho reflexionar sobre el año que viene: siempre que de veras vayan a cambiarme de hotel y no me dejen en la calle, espero tener más opciones de trabajo y más seguridad, porque ya pensaba que lo de tener miedo de ir al curro pertenecía a mi oscuro pasado en Souvenirs Hitler con Imelda Marcos y su gran talento para el acoso moral...soy consciente de que los apartamentos dónde trabajo se parecen más a Hotel Fawlty que al Hilton y que al ser el último año que se lo tienen alquilado a la hotelera, lo tenemos todo más cogido con alfileres que nunca, pero no me creo que esas personas no supieran a dónde venían. Eso de que los armarios son demasiado pequeños es la protesta más ridícula que he oído en estos tres años, y lo de que la habitación sea una sweetbox -caja de dulces o bombones- lo dudo mucho, estando ellos dentro...:P
En favor del resto de clientes, he de decir que a ellos tampoco les placen las tres sabandijas: la cosa ha llegado a tal nivel de virulencia que algunos bajan del primer piso a preguntarme cómo estoy y otros vienen a decirme que no me preocupe, que está gente esta loca, que el calor les fríe el cerebro.
Estoy deseando que vuelvan los alemanes. Incluso me conformaría con unos franceses, haré los cursillos que hagan falta, pero por favor, no me mandéis más personajes de Trainspotting.
En realidad debería escribir esto mañana, con la cabeza más fría, pero no descarto no estar de humor...por aquí me dicen que vuelvo a resultar demasiado críptica en ocasiones. No creo que se refieran a la crisis creativa ni al libro que estoy releyendo, eso ha quedado bastante claro, sin duda. Por tanto, debe tratarse de este pedacito concreto:
(...)lo que parecía un rollo de sábados, una aventura con un chico más joven, parece haberme creado ciertos vínculos emocionales que creí estar evitando...hoy una compañera me dijo que en el establecimiento en el que trabaja había pasado algo -una intoxicación generalizada que probablemente les deje a todos en la calle, en realidad- , y por un momento, me he angustiado pensando qué podría haberle pasado, si podrían haberle hecho daño...no me digas que...
No creo que deba permitir esto. O sí, que me quiten lo bailado.
En resumen, lo que quería contar es que durante dos o tres semanas me he estado viendo con un chaval seis años menor que yo, amigo de otro que le interesaba a mi mejor amiga. Es decir, que durante un breve lapso de tiempo hemos sido un par de parejitas efímeras.
El problema que creía estar exponiendo es que tras ese tiempo, me estaba temiendo que lo que yo consideré como un rollo dada la juventud y el pasotismo del sujeto hubiera dado paso a esos ciertos vínculos emocionales de los que hablo, es decir que me estuviera colgando por el tipo en cuestión...sólo porque ayer me preocupé al saber que había pasado algo malo en su trabajo. Ya ves.
De todas formas, ya no hay más que rascar en este asunto: esta noche, esperando darles una sorpresa, les hemos pillado in fraganti con unas más rubias y más jóvenes. A pesar del marrón, me he mostrado impertérrita y he saludado al interfecto, felicitándole el santo y todo, para ver luego cómo se iba de la mano con una de esas diosas adolescentes de piel dorada e impoluta. En fin, no es que me haya hecho gracia en ese momento, pero tampoco me he puesto a llorar. Te jode el orgullo femenil, pero era de esperar.
Por mi parte, me lo veía venir, no sé, durante este día he tenido una serie de percances -los cajeros no funcionaban, el conserje me ha echado una bronca desmedida por una chorrada, se suponía que podían venir turistas enfermos a los que había que mandar a consultar a la agencia - detallitos varios a los que he atribuido los malos presentimientos que me han asaltado hasta la misma hora de ponerse el rimmel...a las tres yo ya sabía que lo que pasaba es que estaban con otras. Me veía a mí misma cogiendo a mi amiga de la mano y llevándomela para que no viese la escena, pero igual ha sido mejor así. Mejor que sepa de qué va y que no se haga más ilusiones.
Para ella ha sido mucho peor, yo me lo he tomado un poco a risa, incluso he tratado de hacer gracias penosas tipo "Al menos les hemos desmontado el chiringuito" y "Por lo visto éramos las del sábado"...me pregunto cómo pasará esta noche, aunque seguro que se le pasa en un par de semanas.
Y no era esto lo que pretendíamos. Al menos, no yo: pensaba continuar con esta aventura hasta dónde llegara, no había hecho planes. Sin embargo, hemos cometido el error de preparar esta noche minuciosamente, mi amiga y yo nos hemos llamado toda la semana, parloteando como quinceañeras, interpretando cada gesto y cada mirada...no me he cansado de asegurar que no me interesaba, pero esta noche he sentido que nos habían humillado públicamente a ambas.
No sé porqué no podemos ser como ellos. Porque siempre tenemos que acabar por enamorarnos un poquito en caso de que la cosa continúe más allá de un sábado; me alegro de haberme permitido sólo un aprecio tibio, eso lo hace todo más fácil. Sólo espero que ella no esté llorando en su cama, él no se lo merece.
Una vez más, era un gato con una raya blanca pintada. Mala suerte, Señorita Le Pew.
En las últimas semanas he estado leyendo weblogs de todo tipo, buscando orientación sobre una imaginaria línea a seguir; no sé si será el calor extremo que te hace desear que trasladen la recepción a la pecera del restaurante, pero me cuesta bastante aclararme con lo que quiero contar aquí, hasta me he planteado si debería seguir escribiendo, tal es la sensación de bloqueo creativo general que tengo. No hago más que revivir viejos posts gloriosos, en un saqueo continuo de mi disco duro...espero que con los fríos vuelva la inspiración.
Por otro lado, últimamente el tiempo invita a salir y prefiero vivir a contarla, que queréis. Es más, en el último mes creo no haber visto ni una sola película, aunque tengo excusa: mi dvd sigue sin funcionar correctamente, y la redacción de la interminable misiva veraniega de todos los años a mi mejor amigo por carta me ha tenido ocupadas todas estas semanas -finalmente tendrá dos páginas más :P- y en vez de coger uno de los tres o cuatro libros sin estrenar que me quedan, decidí releer El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez.
Hacía años que no releía nada, y pienso que he hecho mal abandonando esa costumbre. A veces resulta tan revelador...antes no entendía a Florentino Ariza y ahora me enternece esa determinación en su amor imposible por lo que no es otra cosa que una imagen idealizada que él se ha formado de alguien, y eso que sigo sin recordar al final, aunque sí expresiones como "la lucidez perversa de la nostalgia" o la entrañable pelea entre Fermina Daza y el Doctor Urbino por no querer admitir ella que olvidó comprar jabón. Lo malo es que continuamente me confundo con algunas historias que aparecen en Cien años de soledad.
Es curioso que el libro que elegí al azar de una estantería a punto de reventar de novedades pendientes, parece el más adecuado para ilustrar la sorprendente situación en la que me hallo: lo que parecía un rollo de sábados, una aventura con un chico más joven, parece haberme creado ciertos vínculos emocionales que creí estar evitando...hoy una compañera me dijo que en el establecimiento en el que trabaja había pasado algo -una intoxicación generalizada que probablemente les deje a todos en la calle, en realidad- , y por un momento, me he angustiado pensando qué podría haberle pasado, si podrían haberle hecho daño...no me digas que...
No creo que deba permitir esto. O sí, que me quiten lo bailado.
Sepan aquellos que no estén al corriente,
que el Roxy, del que estoy hablando, fue
un cine de reestreno preferente
que iluminaba la plaza Lesseps.
Echaban NO-DO y dos películas de ésas
que tú detestas y me chiflan a mí,
llenas de amores imposibles y
pasiones desatadas y violentas.
Villanos en cinemascope.
Hermosas damas y altivos
caballeros del Sur
tomaban té en el Roxy
cuando apagaban la luz
Frankly, my dear, I don't give a damn
Era un típico local de medio pelo
como el Excelsior, como el Maryland,
al que a mi gusto le faltaba el gallinero,
con bancos de madera, oliendo a zotal.
No tuvo nunca el sabor del Selecto
ni la categoría del Kursaal
pero allí fue donde a Lauren Bacall
Humphrey Bogart le juró amor eterno
Si me necesitas, silba
mirándose en sus ojos claros.
Y el patio de butacas
aplaudió con frenesí
en la penumbra del Roxy,
cuando ella dijo que sí.
Yo fui uno de los que lloraron
cuando anunciaron su demolición,
con un cartel de: "Núñez y Navarro,
próximamente en este salón".
En medio de una roja polvareda
el Roxy dió su última función,
y malherido como King-Kong
se desplomó la fachada en la acera.
Y en su lugar han instalado
la agencia número 33
del Banco Central.
Sobre las ruinas del Roxy
juega al palé el capital.
Pero de un tiempo acá, en el banco ocurren cosas
a las que nadie encuentra explicación.
Un vigilante nocturno asegura
que un trasatlántico atravesó el hall
There may be trouble ahead. But while there's moonlight and music and love and romance, let's face the music and dance...
y en cubierta Fred Astaire y Ginger Rogers
se marcaban "El Continental".
Atravesó la puerta de cristal
y se perdió en dirección a Fontana.
Y como pólvora encendida
por Gracia y la Salud
está corriendo la voz
que los Fantasmas del Roxy
son algo más que un rumor.
Cuentan que al ver a Clark Gable en persona
en la cola de la ventanilla dos
con su sonrisa ladeada y socarrona,
una cajera se desparramó.
Y que un oficial de primera, interino,
sorprendió al mismísimo Glenn Ford,
en el despacho del interventor,
abofeteando a una rubia platino.
Así no se espante, amigo,
si esperando el autobús
le pide fuego George Raft.
son los fantasmas del Roxy
que no descansan en paz.
JOAN MANUEL SERRAT
*Esto es por esa tenue melancolía que asalta al cinéfilo cada vez que una de aquellas estrellas de antaño deja este mundo y se borra un poco más aquella manera de vivir el cine, cuando era un mundo mítico de sueños y glamour, aunque detrás se hallasen las mismas miserias y el mismo dinero de los que ahora tanto nos dolemos...quién sabe si en cincuenta años el Hollywood que tanto execramos acabará mitificándose igualmente. Para Kate, para Gregory Peck.
Hoy me siento inspirada y con ánimo; vamos allá. Que yo recuerde, este post empezaba así:
ANTES
DESPUÉS
Y probablemente ésta debería ser su conclusión final. Imitando a la vida, a rey muerto, rey puesto...aunque a veces se mezclen emociones inesperadas y no sea tan fácil.
Este es uno de mis temas favoritos, por ser quizá el último reducto de verdadero misterio que le queda a la sociedad occidental: lo que denominaré como amor romántico; unos dicen que se trata de una convención social para seguir con la institución matrimonial y la familiar, por continuar perpetuando la especie sin desmandarse en exceso, y otros dicen que sólo sucede una vez en la vida, mirando así a grosso modo: entre ambos extremos parece haber todo un mundo de sensaciones y emociones por descubrir.
Si hablamos sólo de atracción sexual, muchos aseguran que el sexo es mejor si hay una conexión emocional de por medio, aparte de la física y la química imprescindibles; otros dicen que hay que separar el sexo del amor, parece ser que aquí también hay bastante más que ver entre ambos extremos: de momento, me atrevería a decir que no tiene porque tratarse de amor estrictamente hablando, si el otro te gusta mucho y te atrae ya es más que suficiente, aunque también es una cuestión de confianza.
Mientras eres joven o relativamente joven, puedes llevar una vida de aventuras, por así decirlo: pero lo que yo me pregunto, es luego qué; creo que a muchos nos asusta acabar solos y sin nadie con quién conversar o compartir buenos ratos. Y luego está esto del amor, que dicen que está tan bien todos los que andan ahí metidos. No me lo termino de creer, pero no sé.
En el trabajo, todos los hombres que me rodean están casados, tienen como máximo treinta y tres y hace poco que se han puesto a formar una familia, algunos ni siquiera han empezado a traer niños para enseñarlos. Se pasan el día quejándose y gastándome bromas sobre lo bien que estoy soltera, pero cuando vienen sus mujeres y sus hijos, parecen felices. No sé porque no se habla de la parte positiva de tener una familia, porque tiene que haberla.
No creo que sea una simple cuestión de casarse porque sí, si bien he visto tristes ejemplos de parejas separadas después de un año o de menos, porque en realidad no tienen nada que ver el uno con el otro, y el roce diario acaba por sacarlo a la luz. A veces parece que hubiese alguno que elige pinto, pinto, colorito, a ver si le toca la lotería.
Creo que es mucho más serio que eso, que es algo para lo que estar preparados y que si no tienes la madurez, la independencia y la seguridad suficientes, mejor no te lances a ello. Es posible que muchos no estemos listos nunca, aunque eso no quiere decir que todo el que se queda soltero lo haga obligado o no sea adulto del todo, por supuesto; es más un sentimiento personal que tengo, de no tener las condiciones para esto. Pienso que el quedarse soltera siempre tendrá algo de infantil para mí, cómo si fueras una niña para siempre porque nunca llegas a hacerte cargo de nada ni de nadie, excepto de ti misma, o de tus ancianos padres, como mucho.
Por ello, es un paso que no dejo de aplazar, no sé si más inconscientemente de lo que podría pensarse, y por pensar también que quizá debo dar otros pasos antes, necesarios para llegar a esa posibilidad o a otras opciones vitales que aún desconozca, en un camino de aprendizaje un tanto tardío.
Mientras tanto, John Lennon sigue teniendo razón, la vida sigue sucediéndose mientras me empeño en hacer otros planes. Quizá todo esto sea terriblemente naïf pero es lo que tengo que decirme y decir al respecto, no sé más.
Sobre el Going Courting del título, es una pista de la opción escogida mientras tanto. El CD dió un salto inesperado y Simon & Garfunkel empezaron con Mrs. Robinson...:P
*Nota aclaratoria de la autora: este era un post pendiente de reelaboración, debido a que quería hablar mucho más seriamente de lo que hablé en su día, considero que frivolicé en exceso sobre este tema y este es el resultado que querría haber logrado entonces. En cuánto a la persona que había hecho un comentario, he debido eliminarlo con el anterior post, puesto que no venía mucho a cuento, como es natural.
Parece que esté ocurriendo lo mismo que con mi correo: cuántas más cosas suceden a otros o me suceden a mí, más ganas de contarlas me entran y más lejos queda el final de mi carta -no es broma: espero que no estés leyendo esto, pero este mes voy ya para las cuarenta páginas...- , este ha sido el caso de esta semana, y más teniendo dos días libres, coincidentes con las rebajas y con mi estreno en un programa de radio.
Estaba todo perfectamente calculado; sólo tenía que hablar cinco minutos de Avanti! de Billy Wilder y las películas de hoteles...pues fui y me quedé callada debido a que creía que debía leer un texto e improvisar un poco, y tuvieron que dar una excusa para poder empezar de nuevo. No es tan fácil como pueda parecer, aviso. Espero que no se busquen a otra.
En las rebajas sólo me he comprado una falda de vuelo gris oscuro; por alguna conspiración todas las faldas blancas estrechas que se atan con cordoncito han desaparecido misteriosamente de la faz de la Tierra. Además, me ha inquietado el haber encontrado tanta ropa desgarrada y agujereada por el ímpetu consumista en Zara y similares...tampoco hay que pasarse, señoras y señoritas. Sobre la sección de caballeros no puedo opinar, no voy de Annie Hall.
Para derrochar con propiedad, que al final no lo he conseguido hasta altas horas de la tarde, me he tenido que trasladar a la capital de la isla: allí he hecho la vuelta al ruedo para acabar encontrando lo que buscaba en una de esas pequeñas y humildes tiendas sin tantas extravagancias y últimos gritos como en grandes almacenes tipo Mango, que tienen cosas bonitas, pero nadie te libra de encontrarte con cien tías que llevan lo mismo, y encima les sienta mejor :P.
En el viaje de vuelta en autobús por cortesía de la surrealista compañía que gobierna los destinos del sufrido pasajero alcudiense, hemos descubierto con horror que los chóferes son unos cotillas tremendos: tras sufrir la dedicatoria de Papi Chulo de un desalmado marido a su Carmen particular (!) y una de esas de David Civera que duelen de verdad, el hombre ha bajado el volumen para radiarse y radiarnos una pelea verbal entre tres de sus compañeros -no dudo que en el bar habrán volado las sillas- no sé si por una moto o una mujer, al final no me he enterado bien, pero se han dicho de todo: que si te falta formalidad, que si eres tonto, que si ya veo que las mujeres pueden mucho...y en cuánto he llegado a casa, mi madre me ha contado que el otro día ya escuchó una historieta de corte parecido que le contaba otro conductor al que los llevaba a la ciudad.
Por la tarde no he podido contenerme y he seguido con los colores de mi armario en la mente, sobre todo con un gris plateado que sólo me cuadraba con otro gris o con blanco, quizá con negro...de camino al puerto me he comprado dos pares de pendientes para resarcirme de la absurda pérdida de mis favoritos, que cayeron indefensos cuando tiré al suelo el libro sobre el que se hallaban, al intentar llegar a tiempo a la parada por no llegar tarde al trabajo, siendo aplastados por mis tacones de forma accidental, ya que permanecían tirados en la puerta de mi habitación, cómo esperando su sentencia. Cómo son los que llevé a Madrid, casi me lo tomo como un mal fario menor , pero conseguí dominar mis tendencias supersticiosas una vez más.
No he encontrado nada, excepto un dolor de pies considerable, y eso que en mi desesperación me he atrevido a entrar incluso en Benetton; demasiado transparente, se te ven hasta los encajes de las bragas, por no hablar del precio. Era de peor calidad que la gris que me había comprado y costaba el doble.
Aunque lo bueno de un día como este es que estés demasiado cansada para convertir lo que sea en neuras, por mucha práctica que tengas, puedo apuntar un propósito: comprar una libreta donde escribir esas buenas ideas que tuve para el blog en plena jornada laboral y que se van difuminando mientras cuentas dinero o atiendes al típico inglés de Yorkshire, El Tercer Mundo según los Monty con tatuajes, aro, piercings, calva reluciente y borrrachera inminente.
Este fue el primer disco que me compré, a los catorce años, "Mystery Girl" el último trabajo de Roy Orbison en vida, que será del 87 o el 88, no se me dan bien las fechas.
Me ha acompañado toda la vida, y lo considero tan atemporal como universal, con la temática orbisoniana de siempre, el desamor y la soledad y la melancolía que éste provoca, ilustrada en blanco y negro por una colección de canciones inolvidable; a veces lo he oído en algunos bares, en tardes de verano, y me ha sorprendido que lo tuviesen, porque no es un disco del que haya visto comentarios en ningún medio, y hace más de diez años que lo tengo.
Haré un breve comentario de cada uno de los temas que lo componen, porque para mí ninguno de ellos sobra ni tiene desperdicio.
1."You got it", quizá el más conocido de todos, usado en más de un anuncio y cuya letra versa sobre ese amor incondicional que todo el mundo ha sentido alguna vez y del que una vez liberados, quizá se piensa que fue excesivo; tiene ese sonido de ultratumba característico de la ultima etapa de Roy Orbison y si recuerda a los Travelling Wilburys es porque fue escrito por el propio intérprete en colaboración con Jeff Lynne y Tom Petty, dos de los miembros de tan ilustre asociación. No es de mis favoritos, aunque es de los más alegres y tiene una fuerza especial.
2."In the real world", ya pasa directamente al tono quejumbroso habitual en este artista, lamentándose por la habitual diferencia entre sueño y realidad, lento y triste, pero muy bello. Los autores los desconozco, y lo siento.
3."Dream You", sin duda lo más animado en este festival de tristezas, es un tema muy rock de los años cincuenta, con cierta potencia, como recordando viejos tiempos a la par que se recuerda a la amada que anda lejos, por lo que se adivina prestando atención a la letra, y que a veces me ha parecido una secuela del mítico "In dreams" usado por David Lynch en "Terciopelo Azul".
4."A love so beautiful", muy romántico y continuación del eterno lamento de Orbison, esta vez, por haber dejado escapar la oportunidad de vivir una bonita historia. Igual este lo han puesto en alguna película, con suerte. Este está compuesto nuevamente por Roy y Jeff Lynne, y una de las guitarras corre a cargo de nada menos que George Harrison.
5."California Blue", otra de las canciones más conocidas de este álbum, esta incluso tenía un videoclip de carácter nostálgico que transcurría en una playa, tiene la misma intención y propósito que uno de sus éxitos "Blue Bayou", cantar la añoranza por el lugar de origen, en este caso el estado de California. Otra vez, los mismos autores del primer tema, componiendo un tema melancólico, si bien bonito y esperanzado.
6."She´s a mistery to me", y llegamos a la canción más bella y significativa para mí en esta colección de joyas: esta es la que más brilla, con una letra cuyo enigma y sugerencia sólo son superados por la dramática y siniestra belleza de la que también forman parte la arrastrada cadencia de su música, y un susurrante Roy Orbison, cuya voz deviene en milagro que ilumina las paredes mismas de la oscura fantasía construida especialmente para él por Bono y The Edge, para gran sorpresa mía. Nunca les estaré lo suficientemente agradecida.
7."The Comedians", estremecedor tema de Elvis Costello sobre la traición amorosa y la falsedad que en la garganta prodigiosa de Roy se convierte en un amarga tragedia que te lleva a los momentos más oscuros de tu vida. Aún así me vale la pena escucharla, cada vez que llega a ese "I see you take his hand and walk away / walk away..."* que te da un escalofrío. Pocas cosas cómo esa.
8."The only one", triste, como todo en este disco, pero con un ligero toque irónico , una reflexión sobre un sentimiento tan cercano a muchos de nosotros como es pensar que somos los primeros a los que les rompen el corazón, cuando esto ocurre a todos en alguna ocasión, aunque esta vez no sea para tanto. Un descanso que nos dan, a pesar de todo.
9."Windsurfer", tragedia playera y adolescente en la que nuestro texano favorito compara la temeridad del surfista en el mar y al declararse a la inalcanzable pija de sus sueños, con insinuacion de final fatídico incluida, puesto que después de dejar un mensaje en la arena, se habla de él en pasado...en esta ocasión, me atrevería a decir que la letra es más importante que la música, con una estrofa casi de cantautor:
"Why do we always go for something out of reach?/ Nobody ever really understands."**
Colosal, una de las verdades de la vida, de esas fáciles de ver y difíciles de asimilar.
10."Careless Heart", la última del rosario y muy típica de él, una vez más se le escapa la chica hasta el próximo disco -una lástima que fuese póstumo- con ese encanto quejica que le caracteriza.
En resumen, no sé en la de los demás, pero en mi vida una obra capital.
Traducciones, por si acaso:
* "Te veo tomar su mano y marcharte/ y marcharte."
** "¿por qué siempre vamos a por algo fuera de nuestro alcance?/ realmente nunca nadie lo entiende"
Esto es increíble, es que lo tengo que contar ahora mismo: por alguna razón, de nuevo olvidé dejar el espacio en blanco entre meses distintos a la hora de apuntar los datos de los pasaportes de los guiris, así que le puse Tippex.
Pues no hagáis eso, amigos recepcionistas, porque entonces irá el picoleto en cuestión y os dirá que la próxima vez no se avisa, sino que se denuncia. O sea, tú corriges un error y encima te amenazan.
Desde luego, si me ponen una multa por esto y me la hacen pagar, yo no vuelvo a llevar el libro a ese cuartel en los quintos infiernos, ni vuelvo a usar esa engorrosa pasta blanca para nada, excepto para metérsela en el café al benemérito, a ver si se relaja un poco...me gustaría acordarme la próxima vez, o si no me veré obligada a pasar todos los pasaportes a lápiz llegada cierta fecha.
A que me hago traficante de Tippex, veremos si somos tan chulitos...:P
Bueno, justo hoy he pasado una tarde muy melancólica, así que he pensado que lo mejor era más reciclaje: hoy, ya que no tengo ganas de ponerme a buscar fotos, con lo tarde que es, paso y reposteo esta alegre crónica, que no creo vuelva a repetirse, no porque no intente volver sino por alguna notable ausencia que seguramente enturbiará algo el ambiente. Si al menos dejaran de poner Daniel y otros éxitos de Elton John en el trabajo todo el rato... :/
EL VIAJE DE XISQUIRA
Alcudia, Massachussets,
Martes, 7:58 p.m.
Banda sonora: "Please, please me" y "A hard day´s night", de los cuatro de Liverpool.
Chuches: Galletas alemanas de chocolate, una empanadilla de Móstoles, el té del dragón rojo y si esto se alargara mucho, zumo de tomate, que lo probé en el avión y me encantó.
Ahora que ya tengo el despacho montado con imprescindible cartel de I want to believe incluido -todavía no se encuentra en un sótano, pero con un poco de dinamita y una mano de pintura, todo es posible- , me hallo en disposición de comenzar con el relato del viaje iniciático que me llevó a conocer otros mundos, otras gentes y otras tiendas: en una zona intermedia entre la oscuridad y la luz, Xiscally se encontraría con su destino en la silenciosa compañía de su hermana Fumadorcita, en Madrid capital criminal del mundo y encima en Callao a las siete y a todas horas. Para no confiar en nadie, agentes. :P
Todo ello con la maleta hecha desde el miércoles y contra una surrealista oposición paterna, que exigía la inmediata contratación de un seguro por si nuestros morbosamente pálidos y deliciosos cuerpos juveniles tenían que volver con los pies por delante...en defensa de Fumadorcita y su máxima Silence is golden until the whisky comes hay que decir que pasó toda la noche del jueves al viernes acicalándose, hasta obtener el estudiado descuido hippioso que la caracteriza. Contra mí se puede decir que la mañana del jueves me hice unas bonitas quemaduras del quince a cada lado de la nariz, todo porque no me confundiesen con Graznar y fuera agredida por violentos pacifistas o me robaran los jamones, quién sabe. Afortunadamente eran más solares que otra cosa, algo a lo que esta Blancanieves está más que acostumbrada.
Viernes: Que vienen los marcianos, que vienen los marcianos!
Nunca habíamos ido en avión así que estuvimos haciendo el paripé todo el viaje -miraa las casitaaas, los cocheees, otro avión que nos pasa por encima demasiado cercaaa- y fuimos un millón de horas antes al aeropuerto, donde conseguimos encontrar el puesto de las tarjetas de embarque, compré un gató por ser más original que una ensaimada y nos tomamos un cacaolat y gracias, porque los precios eran un atentado integrista en si mismos. Nos subimos al ovni y nos plantamos en otro aeropuerto, aún más laberíntico que el anterior: gracias a las indicaciones del Hombrecillo Verde no acabamos en Toledo.
Qué decir de Jona y Germán, encantadores ambos y pareja cómica de excepción, que ni Tere la Fumadorcita y nuestra hostelera particular Chari pudieron contener alguna que otra risa. Gremañero era tan buenazo y bromista como lo suponía, es el que más se aproximó a su imagen en la Red, y en cuánto a Sark The Legend...pues fue toda una sorpresa. Le imaginaba más seco, aunque amable en el fondo. Es una bellísima persona, atento, cariñoso y hasta dulce aunque ya me veo venir que no le gustará la idea y menos leerla, aparte que no por ello deja de ser tan punzante e ingenioso como en el inet. Mira si es majo el chaval que va y me regala un libro de series de TV -es que me conocen- así de repente en pleno VIPS, cosa que me emocionó tanto que me puse roja, incluso más que con el pimiento de Padrón que me tocó a mí en la comida en el mesón gallego. Pero no adelantemos anécdotas.
A continuación mi hermana y Chari se largaron por su cuenta en metro y me quedé sola ante el peligro: además del par de pájaros de cuenta mencionados, apareció nada menos que Roger Fossil, con traje de federal y todo, más conocido como Magdaleno, Pastel, David y otras denominaciones a cual más extravagante. Además del baño de colacao que todos le conocemos, sabe cantar y es tan educado como atento, amén de tener el honor de haber hecho hablar a mi hermana. Luego resultó que era nuestro chófer y tenía un Toyota Cellica o deportivo para profanos, entre los que me incluyo, que se revelaría como una fuente de cachondeo sin fin: no en vano en él se dijo que en mi oscuro pasado como Scully la Neurótica jamás hubiera aceptado la idea de acabar sentada en el mismo coche que Sark, y suerte que no se trataba del asiento trasero. Pasamos dos o tres horas de cháchara más o menos friki, puesto que el tráfico iba como iba, así que terminamos por comer en el Café de San Millán a eso de las cinco, circunstancias que Eme A aprovechó para aparecer y abrazarme; otro que era tal como le imaginabas, aunque acaba por ser más hablador de lo que se dice, más allá del Uh uh mola.
Después me tocó conocer a Alex Somófrates y a mi querido Porritas, que dijo algo así como "Mírala ella", como constatando mi existencia más allá de perturbadas mentes sevillanas de infausto recuerdo.
Aprovecharé para decir que aquí el Porras me pareció muy agradable y carismático, aparte de mullido y suave :P, sobre el Somo, decir que me pareció curiosamente serio para lo que pone por esos foros de Diso, aparte de tener la impresión de casi ni haberlo visto. Desde aquí he de aclararle que si le parece que le hablé poco, fue porque apenas nos conocemos y soy más tímida de lo que pueda parecer, no porque le tuviese miedo o quisiera rehuirle; de hecho pensé que el que estaba serio conmigo era él, como siempre pasa en estos estúpidos malentendidos. Espero que esto se pueda subsanar en visitas posteriores y siento haberle dado esa impresión, puesto que no era mi intención. Añadiré que en tan cruciales momentos me llamó mi madre al móvil y mi parlamento en mallorquín causó sensación entre la concurrencia de aquella acera. Germán intentó que mi pobre mamá oyera lo de "Si vuelves a hablar en castellano no te pegaremos más".
Ante mi deseo de conocer el hábitat de la fauna madrileña, fui conducida hasta Gen-X y acabé por adquirir From Hell de Alan Moore, aparte de conocer a la simpática Tania que protagonizó una curiosa pelea con Porras, después de que ésta le dijera "Dime lo que me gusta" a lo que él respondió "jodida perra lesbiana". Me lo apunté por si acaso esta era la forma de ligar en los Madriles y no me lo habían dicho, que luego una va por ahí desinformada y pasa lo que pasa, que no siempre va a haber Duchovnys hinchables en la tienda para todas. También apareció el Gablin sobre el que aún no puedo decir mucho, puesto que lo vi poco, aunque me pareció afable y normal, si bien no recomendaría usar este adjetivo en este tipo de crónicas. En este inexorable proceso de corrupción fui conducida por Jona a Phenomena donde se exponía un dvd de importación que contenía nada menos que "Fire walk with me" del insigne Lynch, que creía sin editar en zona alguna. Y yo con estos pelos. Vamos, que hubo que comprarlo.
Luego Somo se compró Cowboy Be-bop entera creí entender. Hubiera podido superar eso si hubiese encontrado una edición de Twin Peaks extranjera...
Finalmente me llevaron a un kebab a cenar y conocí a Anita y Alfredo, que aportaron su cordial amiga brasileña Juliana; Anita es tan maternal y acogedora como la suponía y Alfredo tenía un aspecto muy diferente del que creí ver en sus fotos, me pareció más joven y muy amable y tranquilo, le creía más guerrero por como es en el messenger. Germán se trajo a su Irene, que es muy simpática y alegre, aparte de muy expresiva si le duele algo. Aunque claro todo el mundo me imaginaría a mí eternamente triste y más existencialista, aquí nadie se libra. Una pena no haberlos podido ver más, aunque les digo lo mismo que a Alex, en el futuro se planificarán mejor las visitas. Ahí se descubrió lo despacio que como, lo cual sería motivo de chistes varios; vamos, no hace falta mucha imaginación...:P
Más tarde fuimos a los cines con David, Jona y Eme A y hablamos del pasado y de foros y otras frikadas, mientras me tomaba un Martini blanco para regocijo y ligero escándalo de mis contertulios. Luego me llevaron a casa y dormí poco, unas seis horas, pero dormí.
Frase del día: "¿Y Mario?", Xiscally dixit.
Sabado: Encuentros en la tercera fase.
Y es que no podía ser de otro modo. Tenían que llevarme a la FNAC entre Jonatan, David y Eme A y hacerme recorrer todos los pisos frenéticamente en una orgía friki-consumista de consecuencias nefastas para la economía de de una recepcionista rumana: en el piso de dvds me llevé un par de Hitchcock, "Vértigo" y "Marnie", en el de discos, dos cedés de los Beatles que he estado escuchando mientras escribía este rollo macabeo y en el de libros, me llevé el tan ansiado "La muerte es un asunto solitario" de Ray Bradbury, en la misma edición que tenían en la biblioteca del pueblo y una edición bolsillo de "El hotel New Hampshire" de John Irving. Compras aparte, nos volvimos a encontrar con Anita y Alfredo más Juliana, y acabamos por irnos a tomar algo al Rodilla que era un sitio de sandwiches y otras meriendillas varias.
Después dimos cientos de vueltas intentando decidir si queríamos comer en un mexicano, un restaurante de tallarines así como vietnamita o un mesón gallego, que fue por el que nos decidimos y en el que ocurrieron todo tipo de tonterías, tales como el hecho de que me comiera un pimiento y tuviera que mascullar "Demasiado tarde" entre lágrimas y escozor bucal generalizado cuando Jonatán dijo "Mira que si te toca a ti el que pica"...además estuvo el feo asunto de la merluza interminable más mi velocidad alimenticia. Ju decidió que quería bombones de higo de postre y el camarero se los describió como "higos rellenos de chocolate por fuera", descripción a la que no respondían en absoluto, probablemente porque lo que sí que estaban era recubiertos. Por alguna razón, Jona se volvió a pedir coca-cola y no comió nada.
Tras la comida dimos un muy largo paseo que para mí que abarcó medio Madrid: vimos las pintadas del MacDonalds y el Retiro, si bien la cuesta de Moyano ya estaba cerrada: en esto que se me pusieron a cantar todos y no puedo evitar seguir preguntándome si alguien tendrá las letras de Star Wars la zarzuela...Ju nos hizo unas fotos y nos bailó un poco de samba. Además se empeñó en bailar un pasodoble con no recuerdo quién, pero creo que era Jona de nuevo, acaparando el protagonismo y la bebida del imperio, como corresponde al villano fundacional de Dreamers. Lamentablemente no me pudieron ofrecer en sacrificio al Angel Caído por no saberse los himnos lovecraftianos correspondientes, aunque sospecho que ya no reúno más las condiciones de la víctima ideal. :D
Finalmente me empeñé en que tenía que irme a "casa" como fuese puesto que tenia que cambiarme y ponerme el uniforme de los sábados, y a pesar de encontrarme con la Chari y Teresita la Fumadora en la FNAC y prometerles que iría al piso en breve, esto sucedió mucho más tarde por ir todos a tomar cafés y un delicioso batido de fresa hasta las diez y pico, cosa que motivó una pequeña bronca doméstica e hizo que no me pudiera poner el top, la faldita negra de raso, las medias de red y las merceditas -una promesa es una promesa- hasta eso de las once. Y entonces empezó el cachondeo de el asiento trasero del Toyota Cellica de David y el excesivo número de frikis; si en un primer momento me había visto obligada a ir sentada encima de Germán, entre los gemidos de dolor de una Irene con la espalda hecha un siete, ahora tenía que ir encima de Jonatán que no pudo evitar decir "Medias de reeed" y ponerse a imitar a Austin Powers además de aprovechar el paso de una ambulancia para esconderse de la supuesta policía en mis rodillas...entre eso y la expresividad de Irene no hubo manera de no reírse hasta llegar a la zona de copas, que no recuerdo como se llama.
Allí habíamos quedado con Porritas y Alex, que estaban en una cervecería creo; supongo que a partir del Martini blanco solo que me tomé entonces mis recuerdos se van a ir difuminando: luego caminamos hasta otra calle buscando otro bar, que encontramos; un karaoke en el que previa ingestión de una Caipirinha , me olvidé completamente de cómo se cantaba "Daniel" de Elton John -si hubieran tenido "Your song" esto no hubiese ocurrido- y me vi obligada a conformarme con "Marta tiene un marcapasos" de los Hombres G, muy adecuada para mi falta de pulmones y habilidades cantoras varias. David cantó "Sólo pienso en ti" de Víctor Manuel y ahora no recuerdo si Porras llegó a cantar esa de Caperucita de la Orquesta Mondragón.
Al salir tuve una charla en petit comité -dime que se escribe así- con Porritas que me preguntó que me parecían los demás, opiniones que he expuesto más arriba y a una de las cuales, concretamente eso de que si el Jona es bueno y dulce, objetó que que habíamos hecho mal. :D
En vista de que todos los bares estaban cerrando resolvimos ir a casa de Porras, que se encontraba sin padres en aquel momento: una vez más, el asiento trasero se convirtió en un problema, de ahí lo de Porritas mullido y suave, era más cómodo que Sark o Gremañero. Irene siguió resintiéndose expresivamente de su espalda. Lo siento muchachos, pero así son las cosas. Además aquí Juanito aprovechó para recordar nuestra primera conversación, en la que yo al parecer pregunté "¿Tú eres el del porno?" y no hay que olvidarse de nuestras peleas...el internet hace extraños compañeros de viaje. Una vez en el salón familiar, aun me tomé un vodka con limón y me pasé hasta las ocho y media de la mañana intentando prestar atención a las discusiones entre David y Juan, que sinceramente no recuerdo ni papa, con lo medio frita que estaba. Al final la Negra, Fossil y esta agente se fueron a desayunar a un VIPS y acabé volviendo a mi piso a las dos del mediodía o peor, con el tiempo justo para ducharme; una de las compañeras de piso de la Chari me vió tan desmejorada que me hizo un café. En esa ducha errática, perdí mis mejores bragas de encaje, peligroso detalle que podría provocar sospechas maternas de diverso calibre y al salir por la puerta dije "Gracias por el café" y "Buenas noches", lo cual provocó no pocas risas del público.
Frase del día: "¿Es verdad que va a venir Mario por sorpresa?", Xiscally dixit.
Domingo: Invasores de Marte.
Bueno, la mañana de este día deberíamos incluirla en el día anterior, porque como me dije que duerma Rita y me fui a comer con Eme A al Rodilla y a tomar un batido al Vitamina, circunstancias que aprovechó la Negra para amenazarme con llamar a Fordcopp en persona y abrazarme unas doscientas veces, pese a lo mayor que estoy para sus gustos. Así y todo, me volvió a llevar a la FNAC Y me enseñó unas revistas y unos cómics de Carlos Giménez, si no consigue hacerte entrar en su furgoneta, siempre puedes cambiarlo por una visita cultural. Sin embargo, la venganza será terrible, lo advierto.
A partir de las cinco de la tarde fueron añadiéndose miembros de la Logia a una nueva excursión por librerías de todo tipo, en las que conseguí no comprarme nada: estuve en una cervecería con David, Jonatan, Germán y un Eme A que se quedaba frito cada cinco minutos, los cuales montaron la versión real del irc y por fin pudimos hacer la discusión sobre Kenneth Branagh en directo, aparte de sacarse los dados de rol todo el tiempo y explicar como un tío había convertido el Antiguo Testamento en un juego de rol con un dado de veinte y no sé qué de un juego de navecitas que se tienen montado entre todos esos viciosos logios ludópatas. Malditos frikis...luego en Callao, me presentaron a Fernando, muy majo todo él y nos fuimos a la chocolatería Valor, para luego volver a los cines de Valdebernardo , en plan la Última Cena, llena de revelaciones y milagros. Esta vez no había nada picante, al menos en la carta no, y además se supone que resucitaré algún día.
Frase del día: "Este es Mario", dijeron en Callao unas porteras empedernidas señalando al inocente Fernando.
Lunes: Ellos se llevaron a mi hermana.
En la mañana de nuestra partida, Jona me acompañó en una mañana frenética haciendo las últimas compras frikis: en Ocho y medio vimos a Oti Rodríguez Marchante, uno de los tertulianos de Garci; menos mal que no vió la camiseta de Fire walk with me que me compré...a lo mejor me hubiera echado una bronca y todo. :P
Luego fuimos a Crisis y nos metimos con los actores de las fotos, aunque yo me compré una foto de Kevin Spacey y una postal de Jeremy Northam de gafitas intelectual y científico en "Mimic", más el cartel mencionado al principio de estas líneas: despues de comer como seis croquetas, Jona, David y Germán nos llevaron a ambas hermanas Scully al aeropuerto, encontrando aparcamiento para llegar justito al avión y hacer un ridículo espantoso en el detector de metales, de forma que te digan "!!El bolso, señora¡¡".
Bueno pues aquí se acaba el informe del FBI y como cantan los Beatles, I´ll be back again...
En una noche cuyo lema podría haber sido "Hay otros mundos, pero están en éste", se ofrecieron dos fantasías más o menos blancas, ambas relacionadas con la posibilidad de una vida eterna y utópica sin preocupaciones ni angustia, si bien de cinematografías y directores distantes en el tiempo y en el espacio.
Fotografiando Hadas, de Nick Willing, tenía sus ribetes oscuros; ya la había visto en un par de ocasiones anteriores y no pude resistir la tentación de revisionarla, ya que trata un tema muy ligado a los orígenes de mi afición a los temas paranormales: hace mucho tiempo, en una infancia oculta en bibliotecas, jardines y salas de estar me obsesioné con la foto de unas falsas hadas, puesto que se aclaraba tal circunstancia en el texto que la acompañaba, en uno de mis dos tomos favoritos de la enciclopedia negra de ocultismo que tenían en la casa cultural de mi pueblo. Solía dedicar horas a pensar si sería verdad que eran de mentira, y si intentaban esconderlo para que nadie lo supiera, línea de pensamiento que he acabado manteniendo hasta la actualidad... :P
Se trataba del famoso caso de las hadas de Cottingley, en realidad unas simples figuras de cartón que bastarían para convencer a un por entonces desesperado Sir Arthur Conan Doyle, aparente víctima de la falta de escrúpulos de algunos desaprensivos que jugaron con la vulnerabilidad emocional de muchos padres que habían perdido a sus hijos en la Primera Guerra Mundial, como él mismo. En la película este personaje es visto de forma negativa y como claro colaborador de dichos embaucadores, particular visión que motivó alguna que otra queja de los fans del escritor, si bien las claves de ese duro esbozo del creador de Sherlock Holmes habría que buscarlas en el libro de Steve Szylagyi que adapta este film. Si alguien lo ha leído nos podría decir algo al respecto.
Charles Castle es un fotógrafo marcado por la trágica pérdida de su esposa durante su luna de miel, que se dedica a desenmascarar este tipo de fraudes; su férreo escepticismo se verá puesto a prueba por unas extrañas fotografías de espíritus elementales en Burkingwell, que no sólo motivan la desgraciada muerte accidental de su portadora, madre de las dos niñas testigos de la aparición de las hadas, sino que parecen carecer de truco, y motivarán su traslado a dicha población para averiguar lo que allí sucede. La investigación acabará obsesionándole y le llevará a caminos tan oscuros como impensables en su indiferencia de antaño.
El tratamiento visual y narrativo de la historia, que se mueve entre el sueño y la realidad, deja al espectador con la terrible duda de qué está ocurriendo en realidad con el pobre diablo de Castle, si es víctima de alucinaciones inducidas por la flor ingerida tanto por él como por las niñas o si realmente ha descubierto que la muerte no existe y sólo es un cambio de estado, el paso a un diferente ritmo de vida, como él mismo acabará alegando para explicar de algún modo sus irracionales actos. Cómo contraste a su ambigua actitud tenemos a una sencilla niñera enamorada de su evidente apostura y un poco de su desgracia y su tormento -Toby Stephens no es para menos, amén de buen intérprete, sobrio y contenido en esta ocasión-, su racional compañero de estudio fotográfico, y ya como total contraposición, el exacerbado pragmatismo del Padre Templeton, un vibrante Ben Kingsley, digno ejemplo de ese fundamentalismo cristiano que sólo acepta sus fantasías y no las de otros, destruyendo toda creencia alternativa.
La fatal obsesión del protagonista se remarca mediante las constantes rememoraciones y fantasías nevadas - la nieve, presagio y símbolo de la Muerte- provocadas o no por las flores mágicas que ansía cada vez más, y que le llevan a cometer variadas extravagancias. Estas oníricas imágenes van invadiendo por igual a personaje y espectadores, confiriendo al film una atmosfera tan etérea y perturbadora como las luminosas criaturas aladas sobre las que trata, otorgando personalidad a esta impecable producción británica y acentuando las lógicas dudas sobre la cordura del infortunado, que se dirige a su blanco destino sin temor alguno y a los compases de la imponente y dramática séptima sinfonía de Beethoven. En resumen, una intrigante y notable belleza.
* Pequeña curiosidad en el IMDB: resulta que Toby Stephens se casó en el 2001 con la actriz Anna Louise Plowman, que aparecía en Cuento de hadas, película de Charles Sturridge que trata el mismo tema de forma más convencional y comercial interpretando a un hada... si esto no es un claro caso de sincronicidad, que baje Jiménez del Oso y lo investigue.
También bastante nevada en su mayoría, puesto que transcurre en unos falsos Himalaya tan escandalosamente escarpados que es increíble que no se caigan antes, esta idealista fábula capriana anterior a sus mejores obras fue una de las películas que mejor recuerdo de esa ya mencionada infancia , en la que existía cine clásico en la tele, incluso en blanco y negro y a horas tan sorprendentes cómo tardes laborables y fines de semana. Y eso que no era una utopía fastuosa y elegante como Shan -Grila con sus mármoles al sol, ciudad perdida entre ventiscas y tempestades.
Hará falta la mirada de cinco extraños del mundo actual de entonces, y sus posteriores reacciones a ese orden tan perfecto como monótono para calibrar el valor real de tal modo de vida. Desde un punto de vista contemporáneo, es conmovedor verles quejarse de lo mal que está el mundo y de la conveniencia de quedarse allí, aunque se trate de finales del período de entreguerras, y aún se hagan referencias al crack del 29 durante la cena, por ejemplo.
A la cabeza de la obligada expedición sin demasiadas opciones, tenemos al diplomático escritor y aventurero Robert Conway, el que parece sentirse más a gusto en el paraíso, interpretado por uno de esos clásicos de la época con bigotito, Ronald Colman, tan británico como su personaje, contrastando con la violencia y el pragmatismo de su hermano Jack, que ve la religión establecida allí como un cúmulo de sandeces. Ambos tendrán correspondencia en chicas tan contrastadas como ellos mismos, la dulce y obediente Maria, criada por el fundador de la ciudad y la rebelde y descontenta Sandra, una rusa hastiada de su eternizada estancia en el supuesto paraíso y que desea huir de él cuánto antes.
Los tres personajes restantes son un ladrón huido de la justicia, una chica enferma y un maestro arruinado y algo pesimista, interpretado por Edward Everett Horton, presente en infinidad de comedias de los años treinta, encarnando al gracioso de la película, como era de esperar. Con semejantes antecedentes, a ninguno le faltan motivos para quedarse protegido en un enclave secreto y mágico, de propiedades insospechadas en lo que se refiere a la mejora de condiciones físicas y psíquicas.
En un momento determinado del film, se exponen unas curiosas teorías sobre el secreto de la satisfacción completa de los habitantes de la ciudad, mediante el misterioso personaje de Chan, que parece ocultar barajas enteras en la manga y que no duda en exponer en una conversación con Robert que todo consiste en abstenerse de desear y en dejar de necesitar, en conformarse y olvidarse de propiedades y demás...sin embargo, se observa que existen jerarquías y nadie parece tener quejas al respecto, excepto los nefastos porteadores que son su único nexo con el mundo exterior.
Aunque un control absoluto que te ofrezca todas las respuestas y te libre de las dudas y decisiones para siempre sea muy tentador, no estoy de acuerdo con el final de esta historia, esta vez mis simpatías están con el contraste, puesto que la sola idea de tanto control me produce inquietud y desasosiego, aunque no creo que las intenciones de Capra fueran aleccionadoras en un sentido estricto, quizá las haya entendido a mi manera y punto. No me extrañaría que hicieran un remake...si es que no está hecho.
Por último quisiera destacar que en ambos filmes, los protagonistas acaban aceptando el paraíso propuesto más por amor hacia la mujer de sus sueños que por convencimiento personal, cómo si ese amor fuera una trampa que los atrajera hasta esa otra vida, sobre todo en el primer caso.